El reciente sábado asistimos de manera virtual al Consejo Nacional de Morena, mismo que no contó con el quórum suficiente para que se pudiera realizar, por lo que simplemente fue una “asamblea informativa”. Ahí el presidente nacional Mario Delgado dio un reporte en el que solo repitió frases huecas, sin sentido ni sentimiento, pero más allá de eso, lo que llamó mi atención fue la respuesta general de los consejeros nacionales, quienes se quejaron de la situación que Morena vive. El partido ha ganado por estar recargado en la figura y enorme aceptación del presidente López Obrador, pero el partido como tal no tiene estructuras operativas, no hay renovación de órganos directivos, no hay estrategias de movilización y concientización populares, y como lo dijo el mismo Dussel hace unos días, no hay avances en los temas de formación y organización.
También hubo reclamos por los procesos de selección de candidatos, que están generando una gran molestia. Mencionaron a la candidata a la gubernatura de Quintana Roo, Mara Lezama, a quien los consejeros acusaban de haber dejado una deuda de mil millones en Cancún. Se mencionó también Durango, donde la necedad de imponer a un perfil cercano llevó al partido a la derrota. Ahí recordé casos como el de la ex candidata Mónica Rangel, impuesta el año pasado en San Luis Potosí y que fue recientemente encarcelada. Podemos ver hoy los perfiles que inundan Morena, pero que no tienen nada que ver con sus principios, su ideología, su lucha histórica, con su carácter de izquierda, pero que utilizan al partido para obtener el poder, sin importarles lo que el estatuto prohíbe y nuestros principios rechazan. No vayamos lejos, aquí en Puebla podemos hablar de solo uno de los varios casos de ilegalidad que se dieron en 2021, el de Carlos Evangelista, quien siendo miembro del CEN y de la Comisión Nacional de Elecciones se aseguró una diputación plurinominal local (situación prohibida estatutariamente); pero no quedó ahí, puso además a su esposa de candidata plurinominal y mayoría relativa a diputada federal, a su hermano de candidato a presidente municipal en Felipe Ángeles, a su sobrino de candidato a regidor en Cuautlancingo, así como a su otra sobrina a quien también benefició, con la complacencia nacional. Casos como este se han repetido muchas ocasiones.
Tenemos que reflexionar profundamente, saber hacia dónde queremos dirigirnos, ¿qué queremos de Morena?, ¿ganar elecciones siendo un mero instrumento de transferencia del poder para que al final quede en las mismas manos? ¿o ser el factor de consolidación de la 4T? ¿ser un trampolín para los políticos que son segundones en otros partidos y aquí vienen a hacer de las suyas?¿o ser el movimiento que cambie de fondo la política en México?
Repetir las costumbres que mataron al PRD, y que tienen en terapia intensiva al PRI, es caminar la misma senda para llegar al mismo destino. El triunfo fácil desgasta, le quita impulso al partido y le resta fuerza moral. Es hora de diseñar nuevas estrategias, tener un nuevo Consejo Nacional, tener nuevas dirigencias en los estados, y tener, urgentemente, un nuevo presidente nacional.
Gabriel Biestro
@Biestro