El encierro nos tiene ensimismados. Desesperados. Agobiados por el bombardeo de noticias sobre la salud, la economía, la política, la violencia, la cultura.
Esto no es sano para la salud mental ni para la salud física que debemos acopiar ahora como nunca antes.
Si hacemos una pausa y damos un paso atrás veremos que las preocupaciones que hoy nos agobian dentro de las paredes de nuestros hogares son subconjuntos de un ente mayor: la naturaleza.
También en estos días pensamos en la naturaleza por supuesto.
Los peces en Venecia, los pumas y cóndores en Santiago, los osos en las calles de Monterrey. Nuestra retracción ha servido para que la presencia de otros seres se expanda.
No digo que no deba preocuparnos -y mucho- la pandemia, su alucinante gestión y las secuelas que tendrá en todos los aspectos de nuestras vidas futuras.
Pero creo que debemos buscar ratos para el equilibrio, para la maravilla, para el descubrimiento.
Volvamos la vista a nuestro jardín. Veamos para abajo. El mundo de las aves, de las yerbas y de los insectos es un mundo que espera nuestro azorado descubrimiento.
Yo mismo he constatado esto en estos días de claustro. He descubierto dos abejas nuevas y las diminutas flores de varias yerbas.
Gracias a que las subo a naturalista.mx (o con la app iNaturalist en mi celular) es que he llegado a saber un poco más de ellas.
En mi casa he documentado con fotografías 104 especies diferentes incluyendo 19 especies de aves, 3 de arañas, 35 de insectos (incluyendo 4 abejas, 6 moscas y mosquitos, 8 mariposas) y 45 especies de plantas.
Este fin de semana, del viernes 25 al lunes 27 lo convoco a que abra su cuenta en naturalista.mx y baje la app iNaturalist y suba el mayor número de registros de plantas, hongos y animales que anden por su casa.
Lo que era un reto entre ciudades, este año servirá para documentar la biodiversidad con la que cohabitamos cada día. Salga, observe y comparta.
Maravíllese.
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