En este gran país de contrastes, de desigualdades abismales, de una rancia corrupción apoyada por la impunidad, de 15 años de violencia e intranquilidad social, que raya en lo cotidiano; ¿seremos capaces en el corto plazo de retomar la paz que tanto añoramos?
Durante el sexenio foxista, la inseguridad aumentó en forma alarmante en el país con la fuga del “Chapo” en 2001, la disputa de las organizaciones delictivas por ciertas plazas fue evidente, repercutiendo en los habitantes de esa zona; se señala, que más de 6 mil setecientas muertes dolosas se dieron en ese periodo, aunque la violencia venía creciendo antes de su llegada.
Pero sin duda, fue durante la administración de Felipe Calderón donde la delincuencia alcanzó niveles inimaginables, cifras que van de los 83 mil muertos hasta 120 mil, marcaron este periodo cruento, en donde la seguridad se convirtió en un sueño.
En la actual administración, cifras van y vienen, algunos estudios serios señalan que no existe diferencia entre los años de Peña Neto en el poder con el periodo anterior, hay quienes sostienen que está a la baja y que se han detenido a capos muy importantes.
Se habla de otro tipo de delincuencia, que ya no es aquella que dejó el ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa y que se tienen controlados a los principales grupos delictivos en el país, sin embargo, la percepción de la ciudadanía es que no hay mejoría, que las cosas siguen igual e incluso peor que antes.
Falta la mitad del sexenio para hacer una evaluación completa en este y otros temas y por bien de los habitantes de este país, esperemos que se mejore y que la violencia que hoy vivimos, disminuya lo más pronto posible.
Sin embargo, ante los acontecimientos del viernes primero de mayo pasado, en 25 municipios de Jalisco, en Colima y por desgracia en nuestra ciudad, la esperanza se diluye y vemos con enorme desesperación y temor, como la delincuencia sigue superando las acciones del Estado como Nación.
Muchas son las preguntas y más las deducciones, con y sin argumentos razonables, algunas generadas por rumores y en forma tendenciosa, fundamentalmente en redes sociales, que abonan a generar pánico en la población.
Pero, ante la falta de información oficial verdaderamente convincente, las especulaciones toman una gran relevancia, la irresponsabilidad de varias personas en generar fotografías y videos editados con comentarios que alimentan el morbo, incrementan la preocupación y pueden distorsionar la percepción del ciudadano de a pie que somos la mayoría.
Lo acontecido en la zona metropolitana de Guadalajara, Puerto Vallarta, Colima y León, ponen de manifiesto el poder y la capacidad de reacción de las organizaciones delictivas.
No son los primeros “narco bloqueos” como se les conoce a estos hechos de incendiar vehículos y cercar avenidas importantes, sin embargo, si es la primera de estas dimensiones.
Señala el gobernador de Jalisco que estos hechos se dan en respuesta a la eficacia del gobierno de la entidad en la desarticulación del Cartel “Nueva Generación”, lo cual es grotesco, pues si ya saben de la reacción, ¿por qué no tomar las precauciones y medidas necesarias, advirtiendo a la población?
En los últimos meses, sobre todo en el Estado de Jalisco, aunque también el día de ayer en Nuevo León, la emboscada y asesinato de agentes policiacos de diversas corporaciones y del ejército, han sido recurrentes y nuevamente la percepción es, que la delincuencia sigue ganando.
Es evidente la falta de inteligencia por parte de las corporaciones policiacas de todos los niveles de gobierno, ahí están las pruebas; por desgracia el panorama es incierto y no se vislumbra a corto plazo una mejoría.
Mencionan las Autoridades, que 18 tripulantes de primer nivel de “Elite” a bordo de un Helicóptero de gran tecnología, pretendían la captura del líder de dicha organización delictiva y que se encontraron a su paso a un convoy de dicho “Cartel” que los derribó, causando la muerte y lesiones de quienes se encontraban a bordo.
Este comunicado sobre los hechos acontecidos derribando la aeronave, pone de manifiesto la evidente falta de inteligencia de quienes tienen bajo su responsabilidad enfrentar a estas organizaciones, pues para poder hacerlo, es necesario saber su ubicación, su poderío en cuanto armas se refiere, entre otras cosas.
¿Qué podemos esperar si un grupo “Elite”, compuesto por militares y Policía Federal, con un Helicóptero moderno con alta tecnología, fue incapaz de hacerle frente a un convoy de esta organización criminal?
Si los tomaron por sorpresa, si no midieron el armamento con el que contaban como lo es el misil que los derrumbó, es por la falta de inteligencia, de destreza para operar, incluso de infiltrados, el hecho es que a la fecha no hay la suficiente capacidad para combatirlos.
¿Cuánto tiempo pasará para recuperar una aceptable tranquilidad que es obligación ineludible de proporcionar de cualquier Estado?; los niños, adolescentes y jóvenes de este país han vivido con esta lacerante violencia y por desgracia, no parece tener fin.
Solo acciones responsables y eficaces del Estado y la unión de todos los mexicanos, sin colores, sin distinción alguna, haciendo a un lado egoísmos e intereses personales y de grupo, ponderando el bienestar de la población nos puede dar luz en esta noche oscura que parece no tener día.