1. El número siete, en la terminología bíblica, va más allá de su representación aritmética, y significa perfección y plenitud. Pues bien. El pasado viernes 13 de marzo, el papa Francisco cumplió siete años al frente de la barca de Pedro. La celebración y el significado del número siete invitan a una evaluación. Veamos las luces –muchas– y las sombras –pocas– de su pontificado.
2. Son luminosos sus mensajes. Sin ser un teólogo académico, tanto en las homilías diarias como en los documentos más elaborados –en especial la Evangelii Gaudium– ha mostrado una combinación difícil de lograr: profundidad de contenidos con sencillez de lenguaje. No le ha temblado la voz para denunciar lo mismo al neoliberalismo que ha endiosado al mercado, como al clericalismo, causa de la pederastia.
3. Sus gestos han sido también brillantes, marcados por la austeridad y el alejamiento de la pompa vaticana. En estos siete años se ha constituido en uno de los principales líderes del mundo, gracias a su autoridad moral y, especialmente, a que desborda misericordia: cuando permite que una niña invidente lo conozca con sus manos en el rostro, al compartir su cumpleaños con indigentes, etcétera.
4. Pero la luz que sobresale es su intento, aún no concluido, de reformar a la Iglesia católica, iniciando con la Curia Vaticana. Insiste machaconamente en que los curas dejen de ser meros funcionarios, y lucha de manera apasionada contra el carrerismo y el arribismo eclesiásticos. Su impulso al respeto del medio ambiente no tiene precedente, y es evidente que prefiere una Iglesia pobre para los pobres.
5. No falta, sin embargo, algún prietito en el arroz. Las sombras de su papado quizá se deban más a las presiones curiales que a deficiencias del mismo Francisco, pero ahí está, por ejemplo, su negativa a aceptar varones casados como sacerdotes y a mujeres diaconisas, como se lo solicitaron los sinodales de la Amazonía. Quedó a deber y se desperdició una muy buena oportunidad.
6. ¿Estamos entonces ante el final de esta gestión papal? ¿Ha llegado ya, como lo indica el número siete, a su plenitud? ¿No puede dar más? Creo que a este Papa todavía le queda mucho por ofrecernos. Es cierto que su avanzada edad y su deteriorada salud pueden ser un obstáculo, pero aún faltan muchas reformas que puede liderar. Eso sí. Necesita de nuestro respaldo. Brindémoselo.
7. Cierre ciclónico. La sensatez no es una cualidad destacada en nuestro Presidente. Si triunfó gracias a su tenacidad, al conocimiento que tiene de todo el país y a su honestidad, su manejo de la crisis sanitaria lo ha mostrado, en cambio, como un personaje trivial, insensible, superficial, muy distante de la postura asumida por estadistas de otros países. Necesitamos menos frivolidad y más mesura.