Estamos iniciando un nuevo ciclo que nos ofrece 365 oportunidades para ser felices, para lograr nuevos proyectos, trazar nuevos retos, así como mejorar el trabajo que hemos venido realizando, en todas nuestras facetas.
Después del recuento del 2023 habrá cosas qué remediar, concluir o retomar; aunque todos los días que amanecemos tenemos la alternativa de elegir estar bien, no siempre lo hacemos.
Es justo en estos momentos en los que conviene reflexionar sobre lo que nuestras decisiones, en lo individual, implican hacia el resto de quienes nos rodean.
En ese sentido no podemos seguir dejando pasar el tiempo pensando en las consecuencias de nuestras decisiones en el corto plazo, porque algunas de ellas impactan fuertemente nuestro futuro, como es el caso de este año electoral.
Sin importar cuál sea nuestra preferencia partidaria, un gran cambio será reflexionar verdaderamente sobre la elección que haremos.
Ir más allá de la propaganda que solo expone lo que los partidos quieren darnos a conocer.
Es tiempo de indagar trayectorias, calidad moral, de cuestionar a quienes se proponen como representantes para verificar que, en efecto, van a representar lo que nosotros somos, para eso son las precampañas, pero con candidatos únicos podemos darnos cuenta que los partidos ya eligieron.
Más allá de votar a quien presidirá el poder ejecutivo, seamos cautos e muy inteligentes para otorgar poder a los representantes en el legislativo, pues es ahí donde ocurren la mayor parte de las decisiones que nos afectan a todos, se aprueban las reformas legales y hasta cómo se va a gastar el dinero que nosotros aportamos.
¿A quién le entregarías tus bienes para que los administre?
Hay mucho por hacer, pero principalmente hemos de dejar de ser un electorado infantil o adolescente al que se le convence con bonitas palabras o promesas imposibles de cumplir.
Es tiempo de ser electores adultos y usar nuestro privilegio con madurez porque se trata de una decisión que nos impactará por 3 y hasta, al menos, los siguientes 6 años de vida.
Feliz 2024 y ¡que viva la familia!