La figura de los candidatos independientes, con todo y lo complicado que es, resulta atractiva para la gente, pero en el caso del Estado de México, además de la figura de Isidro Pastor Medrano, conocedor de la política mexiquense, con arrastre, con un grupo político bien definido, no hay otra persona que pueda concitar la simpatía de la gente.
Porque una cosa es que cualquier persona pueda registrar sus intenciones y otra muy diferente es que puedan resultar interesantes para el electorado. Y si nos vamos a las cifras de las últimas elecciones en la entidad, no se ve por dónde puedan atraer a la gente.
Porque el voto duro del PRI, el voto cautivo, ese que se beneficia de los programas sociales, difícilmente cambiará, porque una cosa es prometer y otra muy distinta es tener en las manos el apoyo así sea mínimo.
Isidro Pastor Medrano tendrá que trabajar muy duro y prometer mucho, para entusiasmar a la gente, lo que no sucede desde que Enedino Ramón Macedo se lanzó por la libre contra Carlos Hank González. Enedino tenía un equipo muy organizado y por eso le sacó un sustote a los priistas. Es el mismo caso de Isidro, tiene equipo en toda la entidad, pero convencer a la gente de que es la mejor opción será muy complicado.
De los otros que han registrado sus intenciones mejor ni hablamos, porque sin gente que les respalde, sin equipo organizado, sin recursos, será imposible que logren hacer algo.
Y aquí la pregunta que surge es ¿habrá medido realmente sus posibilidades Pastor o es una estrategia del propio sistema para volatizar y dispersar el voto en favor del Partido Revolucionario Institucional y de quien resulte ser su candidato?
Por cierto, cada vez se va cerrando el círculo y de los 15 probables aspirantes nuevamente la lista se ha reducido quizás a cinco, no más, todos los demás que se han estado mencionando, aunque ciertamente tienen posibilidades, son limitadas.
En palabras de un experimentado político, la mayoría le apuesta al premio mayor, para quedar al final con una posición menor, pero la buscan porque es la única posibilidad que tienen de presionar a su partido y al propio Presidente, que al final algo les tendrá que dar como premio de consolación.
Y sí, los candidatos independientes pasarán al anecdotario de la política mexiquense, solo como una curiosidad, como un experimento que seguramente resultará fallido.