El pasado sábado se cumplieron treinta años del terremoto que hubo en la Ciudad de México, sismo que sacó a la luz muchas situaciones, especialmente la solidaridad de los mexicanos ante la inexplicable e inesperada inmovilidad del gobierno del Presidente Miguel de la Madrid.
Sin duda fue un evento para el que nadie está preparado, pues siempre lo toma a uno por sorpresa, ni por la hora ni por la magnitud.
Como digo, la nula respuesta inmediata de las autoridades, así como el primer rechazo a recibir ayuda de países que la ofrecían, hizo que la Sociedad Civil, saliera a la calle de manera generalizada e improvisada, a tratar de rescatar víctimas de los restos de las miles de construcciones derrumbadas.
Personalmente me tocó esa experiencia a tres semanas de casarme, fue impactante y eso que como “chilango”, estábamos acostumbrados a los temblores.
Hubo miles de muertos y muchos más damnificados, el parque de beisbol del Seguro Social, sirvió como uno de los improvisados anfiteatros para las víctimas que se iban rescatando.La colonia Roma, la Juárez, Tlatelolco, el Centro, en fin muchísimas zonas fueron afectadas, una más fue el Centro Médico Nacional, que prácticamente desapareció.
A un lado, en la Residencia del Hospital General, vivían muchos médicos haciendo sus especialidades, entre ellas mi hermana Margarita, que felizmente estaba de vacaciones, pero quien sí estuvo fue un Doctor lagunero, con el cual hemos llegado a tener una gran amistad desde que llegué a estas benditas tierras, José Luis González Silva, quien vivía en el quinto piso, de ese edificio, que simple y sencillamente se colapsó un piso sobre otro, quedando él, aplastado entre las losas de concreto, dejando la mitad inferior de su cuerpo atrapado, pero podía pedir el auxilio que le ayudó a que lo rescataran, pasando muchos meses y años, en terapia intensiva y en recuperación.
Incluso durante ese periodo nunca perdió el entusiasmo por acabar su especialidad. Cada vez que lo escucho narrar esa gran experiencia de vida, nos hace pensar que los milagros sí existen. Simple y sencillamente volvió a nacer.
Ellos si son héroes merecedores de toda nuestra admiración, ¡¡José Luis, Feliz (30) cumpleaños!!
