Política

Poder político, poder económico

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Sobre la regeneración se habla mucho, pero se dice poco. Ni los representantes ni los funcionarios del partido, que tendrían la obligación de hacerlo, explican bien en qué consiste. Esa falta de claridad hace que todo parezca improvisado. No se puede saber cómo será el país regenerado, de modo que se puede esperar cualquier cosa. La dificultad está en el tránsito entre la lírica de los eslóganes de campaña y la prosa administrativa; es casi como si tuviesen miedo de hablar claro. Y a lo mejor tienen miedo de hablar claro.

Las explicaciones, cuando alguien se anima a explicar, se reducen a unas cuantas metáforas, algún eslogan. A lo más concreto que se llega, y se repite mucho, es que se trata de separar el poder político del poder económico. Sin duda, suena bien. Ningún liberal tendría reparos para suscribir la idea. De hecho, es una de las banderas más clásicas del liberalismo, y está también en el corazón del programa neoliberal: borrar caciques, compadres, estancos, monopolios, y toda forma de interferencia política con la economía. Sí: separar el poder político del poder económico. Pero no parece que sea eso lo que pretende el movimiento de regeneración.

Algún diputado quiso explicarlo en otros términos: dijo que se trataba de que los intereses particulares se sometiesen al interés general. Otra vez: suena bien, pero no dice nada. Porque en eso consiste la ley, siempre. El sentido del derecho es precisamente proteger el interés público, evitar que se impongan los intereses particulares: así cuando se regula la protección del ambiente, la calidad de las medicinas, las condiciones del crédito o el libre funcionamiento del mercado. Pero tampoco parece ser eso lo que se quiere (no el derecho, sino la justicia).

A falta de mejores explicaciones, conviene fijarse en lo que efectivamente hacen el gobierno, el congreso. No hay una separación, sino una forma característica de asociar el poder político al poder económico.

Primero: se fortalece la posición en el mercado de dos empresas generadoras de energía, y se emplean los recursos de la autoridad para eliminar la competencia, y con eso se confiere un enorme poder económico al poder político. Segundo: a una organización política en particular, el ejército, se le otorgan contratos especiales, amparados bajo secreto, se le da protección, presupuesto, derechos exclusivos de gestión, y se le convierte en una potencia económica. Tercero: se favorecen o se obstaculizan actividades económicas mediante el poder político, ya sea con la asignación de contratos por adjudicación directa o con la improvisación de consultas para justificar clausuras.

En realidad, donde los regeneracionistas dicen “poder económico” hay que leer “empresariado”, y donde dicen “separación” quieren decir subordinación al poder ejecutivo federal. Es decir, que se trata de politizar los mercados. Para eso se neutraliza a los órganos autónomos, que se crearon precisamente para despolitizar las decisiones. Para entendernos, hablemos claro. Bueno o malo, es un hecho: frases aparte, la regeneración consiste en eso, politizar la economía.

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Fernando Escalante Gonzalbo
  • Fernando Escalante Gonzalbo
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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