Cultura

Discos 2024 (III): 20 álbumes en clave femenina

Un par de tocayas veteranas pusieron su amplio colmillo para producir sendas maravillas: retomando La casa de caramelo de Jennifer Egan y su mirada a la memoria en la sociedad interconectada, The Collective marcó el regreso tras cinco años, siempre revulsivo, de la influyente ex Sonic Youth, Kim Gordon, con sus reconocibles lances noise aún atravesando vetas de riqueza sonora, mientras que Kim Deal, ex Pixies, The Breeders y The Amps, se lanzó en solitario por primera vez para rockear reposada y convencidamente, según la ocasión, con Nobody Loves You More, justo para correr al ritmo del Big Ben ante semejante llamado para asegurar el sentido de pertenencia o al menos aprovechar el efímero momento. La ex Belle & Sebastian, Isobell Campbell, entregó el pausado y reverencial Bow To Love, cual remanso folk en un mundo convulso, en tanto Jane Weaver propuso Love in Constant Spectacle, duodécimo álbum de confirmación creativa entre texturas oníricas y ganchos armoniosos.

Beth Gibbons tejió el soberbio Lives Outground, en el que la compositora y vocalista de Portishead encuentra ese pequeño espacio de belleza en el dolor de la pérdida con esa particular sensibilidad que se acompaña de armonías subterráneas, justo para encontrar la superación de la tristeza: de los grandes del año. All Born Screaming fue el aporte siempre atrevido y punzante de St. Vincent, anunciando detalladamente la cercanía del infierno con esas vocales cargadas de sentimiento, también cantando versiones en español, en tanto Cassandra Jenkins sacó la iluminación con My Light, My Destroyer, acaso para paliar la soledad a partir de una lúcida combinación de géneros, como lo hace Alynda Segarra, bien conocida como Hurray for the Riff Raff en el memorioso y reflexivo The Past is Still Alive, grabado tras la muerte de su padre en tono sensiblemente retrospectivo.

La maternidad como inspiración: Julia Holter comparte su experiencia con su hija recién nacida en Something in the Room She Moves, poniéndose en plan de observadora a través de un intrigante avantpop aderezado con notas de folk y jazz libre, mientras que Laura Marling, convertida en madre, le canta a las rutinas hogareñas en completo tono intimista vía Patterns in Repeat, entre cuerdas discretas y un rasgueo de guitarra que acompaña a una voz que encuentra belleza y cierto dejo de inquietud al fin reconocible, familiar, mientras que Jessica Pratt realizó Here in the Pitch, meticuloso cuarto álbum en el que comparte desmoronamientos y posibilidades de reconexión a través de instrumentaciones discretas que transitan alrededor de su vocal segura, prístina y sin aspavientos, de alcance atemporal.

En Bright Future, la líder de Big Thief Adrianne Lenker talla un folk boscoso, de maderas finas, para reconocer la casa con todo y sus tristezas pero sin dejar de vislumbrar la luz que ilumina el camino para llegar a esos tesoros libres, mientras que en Tigers Blood, la ya consolidada cantautora Waxahatchee, repasa los avatares de las relaciones y sus trampas para continuar vivas, entre el aburrimiento y la estabilidad, desde un efusivo altcountry al que contribuyó MJ Lenderman, mientras que la británica Nilüfer Yanya hace lo propio en My Method Actor, su tercer disco en el que, guitarra en mano cuestiona los papeles asumidos, entre rítmicas que se encienden con discreción o disminuyen la velocidad según los llamados de una guitarra mutante que se entreteje con algún chelo o un sintetizador.

En su tercer largo, Clairo propone un adornado pop con estética setentera vía Charm, salpicado de ironía y buen humor, además de discretas armonías souleras. La compositora y violinista danesa Astrid Sonne nos regaló Great Debut, también su opus tres, en el que recorre varias incertidumbres con una mezcla de art rock, juegos avant garde de cuerdas y apuntes electrónicos cercanos al dub, ahora animándose a poner su voz, ya sea cantando o recitando, según el enfoque de las piezas. La cantante, chelista y compositora Mabe Fratti, guatemalteca asentada en México, produjo Sentir que no sabes, pop con lances experimentales cercanos al avant jazz que acompañan la poética diversa, entre un enfoque de cierta gravedad, por momentos vulnerada por algún haz de luz para encontrarse con el conocimiento sensible.

El banquetero electropop cochambroso encontró en el multimencionado Brat a su mejor exponente, cortesía de Charli XCX, ironizando desde la pista sobre el oropel de la fama y otros males endémicos del mainstream, siendo ya parte de él, como Sabrina Carpenter y su pegajoso pop desparramado en Short n’ Sweet, álbum que se convirtió en todo un suceso dentro del ámbito masivo con el sello ex Disney. Billie Elish, por su parte, grabó Hit Me Hard and Soft, tercer álbum de confirmaciones estilísticas y reconocimiento de la presencia permanente de las rupturas. 20 discos para darse un diverso banquete sonoro en clave femenina.


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Fernando Cuevas
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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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