Nadie puede menospreciar la magnitud de la tragedia, pero si ese es el caso, nos queda a deber el gobierno. Me explico: a los políticos que acaparan las notas se les percibe cómodos en la tele, prácticamente todo el día y en todos los canales, como si anduvieran en campaña. En la pantalla se ven confiados, conocedores de los retos y nos aseguran que el futuro es promisorio: Oaxaca y Chiapas están de pie. No se les ve dolidos con la tragedia; tal vez lo estén, pero no se les nota.
Claro, hay que decirlo, si se ven preocupados. Al Ejército y a la Cruz Roja sí se les nota su intervención, pues son el mismo pueblo y no andan en “jeans” de marca.
La sociedad pone el dinero y los víveres, el agua y las tiendas de campaña, pero el Ejército trabaja en entregar los bienes donados y en levantar escombros, acomodar damnificados que aguantan estoicamente mientras los políticos salen en la tele prometiendo lo mismo que han prometido en otras tragedias similares. Y es que el problema es más de tipo económico: se llama pobreza. La mayoría de la población no tiene recursos para construir vivienda sólida y con estándares antisísmicos, sobre todo en las zonas populares o rurales.
Abunda la autoconstrucción, por lo mismo tampoco tienen para comprar seguros contra terremotos.Da la impresión que estoy viendo un Teletón donde el gobierno ya se acostumbró a que la sociedad ponga el dinero para construir hospitales, cuya obligación es del propio gobierno y no de Televisa.
Un nuevo Teletón donde la difusión estelar, abrumadora y manipuladora por parte de los medios, logra que los ciudadanos pongan los víveres y el dinero, cuando el Estado mexicano debería destinar los recursos que los mexicanos aportan vía impuestos a lo que más convenga en este momento, y, en este caso, estoy seguro que el cien por ciento de los mexicanos estaríamos de acuerdo a que por mediante un decreto presidencial le resten a los presupuestos del INE, de los partidos políticos y de las cámaras de diputados federal y de los estados y de senadores, así como los enormes gastos de publicidad, los miles de millones de pesos que se necesitan. No basta que los diputados hagan el ridículo ofreciendo un día de su salario.