Política

La fuga de Ebrard

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La situación de Marcelo Ebrard no podía ser más complicada. La Línea 12 del Metro nuevamente se le volvió en contra y dejó en entredicho su eficacia, buenas cuentas y, para algunos, su honestidad. Suerte, y mucha, la de Mario Delgado, finalmente el operador financiero del entonces jefe de Gobierno y en buena parte responsable de las decisiones que ahora hacen de la obra un ejemplo de lo que no debe ser.

El estrecho margen de maniobra de Ebrard venía de la circunstancia: era una obra mal construida o hubo un deficiente mantenimiento. Ebrard o Claudia. La conclusión del estudio del origen del desastre fue inequívoca: fue una obra mal construida, mal supervisada y mal ejecutada. Afortunadamente para él y los presuntamente culpables, el Presidente tiene otra vara para hacer justicia a los de casa. Nada para las víctimas, ni siquiera la verdad y la sanción a los responsables. Así, los dos involucrados subsisten como opción para la candidatura presidencial. Aunque bien se sabe que Claudia Sheinbaum es, por mucho, la favorita.

No deja de ser admirable, dadas las condiciones de penosa sumisión a las que somete el Presidente a sus colaboradores, que en la misma mañanera Marcelo Ebrard se hubiera fugado hacia adelante. Tomar el micrófono, agradecer al Presidente que lo considerara en la sucesión, jurarle lealtad e, implícitamente, dejar atrás el tema de la Línea 12 del Metro. El Presidente no tuvo más opción que acomodarse a lo que él inició y que Ebrard con habilidad y malicia aprovechó. Por cierto, el orden y la disciplina no vienen de la buena voluntad, sino del miedo a quien decide y castiga.

Sobrevivir es la primera condición para optar. Para Ebrard de eso se trata y debe estar más que complacido. Por su parte, Ricardo Monreal ha tejido con paciencia y disciplina una amplia alianza con importantes expresiones territoriales, cruciales para la elección, no para la encuesta. También tuvo que acogerse a la tercera referencia genérica del Destapador, quien debió nombrarle, pero allí hay mezquindad y desconfianza. Para cualquier partido, sobre todo para uno pequeño, sería una gran oportunidad postular a Monreal o Ebrard. El PVEM y el PT deben pensársela muy bien ir en coalición con Morena, hasta el registro podrían perder.

El Presidente ha recurrido al juego del tapado para distraer la atención sobre muchos de los serios problemas que enfrenta. Le ha dado resultado, pero las dificultades persisten y el deterioro de su proyecto no se resuelve con el abuso de los recursos de distracción o como él dice, con politiquería. No importa que la oposición no tenga candidato. Por ahora no lo necesita. Claudia queda expuesta y las promesas de disciplina y de lealtad son imposibles de cumplir porque la ambición de unos y otros es propia de la política. El fuego amigo es lo que sigue. El Presidente irresponsablemente abrió el juego sucesorio, ahora que se atenga a las consecuencias. El Presidente con Ebrard tuvo una muestra de lo que le viene, de presunto responsable a posible candidato. _

Federico Berrueto

@berrueto

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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