México ya se encuentra en la lista de los países más democráticos del mundo gracias a que la representación de mujeres en todos los espacios de poder logró convertirse en un derecho constitucional. Los tiempos han hecho que la agenda de género avance bastante rápido y ejemplo de esto fueron las elecciones del 2021, en donde se consiguió pasar de dos gobernadoras a siete en un solo proceso electoral. Y aunque todos los partidos se quisieron colgar la medalla feminista, eso no los eximió de haber impugnado e intentado mover cuantas piezas del tablero fueran posibles con tal de no tener que acatar criterios paritarios como el de competitividad, es decir poner candidatas mujeres en donde exista la posibilidad de que ganen.
Ahora se asoman las elecciones del 2023 y están en disputa seis estados; según el acuerdo del INE, al igual que en las pasadas elecciones, los partidos tendrán que nombrar tres mujeres como candidatas a las distintas gubernaturas. Y como no hay que ser vidente para saber que Morena podría resultar el partido vencedor, es ahí donde la disputa por la repartición de candidaturas se va poniendo turbia, pues mandaron a las mujeres a los estados donde el partido no encabeza las preferencias. Hasta ahora, Morena ha tenido la encuesta como método de selección de candidaturas, pero en el caso de Durango, aunque quien ganó la encuesta fue un hombre, decidieron poner a una mujer alegando paridad, mientras que al mismo tiempo en Oaxaca, pese a que la senadora Susana Harp era la apuesta más evidente, decidieron poner a un hombre aplicando ahí sí el criterio de encuestas.
La dirigencia de Morena decidió que en los estados más competitivos, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas, sí se respetaría a quienes habían ganado las encuestas y que en aquellos donde el partido no tiene tanta competitividad se aplicarían la paridad de género; en otras palabras, a las mujeres les dieron las candidaturas que sobraban. El verdadero problema aquí es que Morena está utilizando la paridad como estrategia para quitar del camino a ciertos aspirantes y al mismo tiempo negarles a mujeres la posibilidad de ser candidatas. Aquí hay dos opciones, o ponen mujeres en estados competitivos o que, si de todas maneras no se respetarán las encuestas, en todas las candidaturas pongan mujeres. El derecho de las mujeres a ser representadas y ocupar cargos de elección popular no está para recibir las sobras.
Estefania Veloz
@EstefaniaVeloz