Política

La justiciera Buenrostro

Permitan los lectores que hoy comencemos por citar un dicho popular cruel y certero: “Sin dinero no baila el perro”.

En cualquier contabilidad: doméstica, empresarial o pública de cualquier nivel, lo fundamental es que, al menos, los ingresos se equiparen a los egresos, y viceversa.

No se puede alegremente contraer adeudos si no se tiene una razonable certeza de que el adeudo, más los intereses generados, podrán ser cubiertos en los próximos tiempos sin desequilibrar los gastos necesarios.

Todos sabemos que se pueden presentar imprevistos, como en el caso de la pandemia en curso, pero la responsabilidad obliga a ser previsor.

Ahora bien: el ajuste presupuestal puede ir del lado de los gastos, o del lado de los ingresos (o de ambos). Ahí tiene que entrar en juego el análisis ponderado.

Que, en caso público, tiene que incluir necesariamente un componente ético: a quién afectan los recortes o de dónde (y de quiénes) vendrán los nuevos ingresos. Esto tiene especial importancia tratándose de sociedades, como la nuestra, que arrastran desigualdades originarias, como buena parte de las naciones del globo, que derivan de un pasado colonial: América Latina, África, Asia.

Recordarán algunos amables lectores que desde hace nueve años venimos citando una certera nota del Nuevo Proyecto de Nación, 2011.

Dice: “Tan sólo la eliminación de los regímenes especiales que benefician a una minoría, aportarían al erario público cerca de 700 mil millones de pesos, es decir 6.5 por ciento del PIB. Siendo esta una decisión política, por ahí habría que empezar”.

Ese es el fondo detrás de la insistencia del actual Ejecutivo Federal: en estos primeros tres años de gobierno no se aumentarán los impuestos; simplemente se mejorará la recaudación en cumplimiento de la ley. Tres años. Porque además de los privilegiados condonados, están los grandes NO contribuyentes morosos: hasta por siete años de rezago.

Ahora sabemos, por informe directo de la jefa del Sistema de Administración Tributaria, Raquel Buenrostro que en lo que va de la presente, auditorías a grandes contribuyentes permitieron acotar operaciones simuladas y han logrado recuperar, de enero hasta agosto, ingresos fiscales adicionales de 225 mil millones de pesos.

Como se verá, no sólo es una fortuna que iba en detrimento del pueblo de México, sino que en la presente coyuntura de los gastos en materia sanitaria (y de menores ingresos fiscales al abatirse la actividad productiva) han resultado un importante paliativo.

“Ahorita es concentrarnos en recaudar para no tener que recurrir a la deuda y no sacrificar ningún programa”.

Por otro lado, organismos internacionales en materia financiera y economistas mexicanos, están ahora planteando (a nivel global) que uno de los elementos a considerar por los gobiernos en la “nueva normalidad” es precisamente reformas fiscales en cada nación, para compensar y enfrentar las enormes disparidades en la distribución de la riqueza personal, y del ingreso. Que ahora ya se ven como las causas reales del estancamiento económico en casi todos los países (salvo China).

P.D. En mayo FEMSA (del líder de FRENA) pagó al SAT ocho mil 790 millones atrasados.


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Esteban Garaiz
  • Esteban Garaiz
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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