Política

Ahora sí: los sindicatos

Lo que se veía venir, ya ocurrió. En textos anteriores lo habíamos comentado: la ironía, la paradoja de que ahora, por propia conveniencia en el marco de la competencia trilateral del Libre Comercio de América del Norte, nuestros dos vecinos al norte presionen a México a que cumpla con sus propias normas laborales, que arrancan y se fundamentan ¡desde hace 104 años!

La nueva versión del tratado: el T-MEC, renegociado hace un par de años, establece el piso parejo también en el ámbito laboral.

No está de más recordar que lo que desde el punto de vista de una empresa privada lucrativa es “reducción del costo laboral” y, por tanto, aumento de sus utilidades, en la vista del interés público es casi siempre violación de derechos humanos laborales.

Esa reducción o incumplimiento a la parte laboral significa, en el marco del tratado trilateral, una competencia desleal hacia las competidoras de los tres países.

Ahora los noticieros nos hacen saber que varios sindicatos estadounidenses presentaron al gobierno del presidente Joe Biden la primera denuncia laboral, en el marco de referencia del flamante T-MEC, y con el mecanismo de rápida respuesta previsto en ese instrumento legal entre México, Estados Unidos y Canadá.

La denuncia se debe a las violaciones laborales de Tridomex, una industria de autopartes instalada en Tamaulipas, bajo la jurisdicción mexicana; eso al margen de la nacionalidad de los accionistas.

Como se sabe, la industria automotriz es de las actividades económicas que más integradas tienen las cadenas productivas entre las tres naciones.

La AFL-CIO, la central obrera sindical más fuerte y poderosa de los Estados Unidos (y ahora con el fuerte respaldo político, así sea meramente declarativo, del presidente Joe Biden) denuncia legalmente, y exigiendo pronta respuesta, a la citada empresa de autopartes Tridomex, que es filial de Cardone Industries, asentada en Filadelfia, Pensilvania, y que a su vez es del control de Brookfield Assel Management con sede en Toronto, Canadá (al estilo de la organización empresarial neoliberal) para que respete los derechos laborales de la legislación mexicana, donde está asentada.

Reclama la AFL-CIO (cuyos dirigentes son grandes amigos del senador mexicano Napoleón Gómez Urrutia) que los trabajadores de Tridomex estén siendo “acosados y despedidos por sus esfuerzos para organizarse en un sindicato independiente: SNITIS, en vez del sindicato controlado por la empresa”.

A los amables lectores no les debe causar sorpresa los sindicatos blancos controlados por la empresa…

En todo caso: paradójico y hasta divertido que ahora desde el extranjero nos reclamen legalmente, porque así está acordado en el tratado trilateral, que cumplamos con nuestras propias leyes laborales, establecidas en el Pacto Nacional de 1917, y violadas por 40 años.

La poderosa central AFL-CIO cuenta ahora, además del importante respaldo legal del T-MEC, con el apoyo político de su presidente: “la clase media fue hecha por los sindicatos” dijo Biden. Sindicatos libremente electos serán pronto noticia frecuente por aquí: empezando por GM Silao.


Esteban Garaiz

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