Con el regreso a clases presenciales, después de casi dos años de ausencia por la pandemia, parecía que el gobierno se enfocaría en diagnosticar los estragos de la educación a distancia y crear programas para reducir la brecha educativa, como propuso el experto en temas de educación, Gilberto Guevara Niebla. Incluso como sociedad, nos ilusionó el regreso a las aulas con la dinámica de normalidad que eso implicaba.
Porque claramente la educación en pandemia dejó un sentimiento de abandono educativo, donde lo virtual debía cumplir con todas las tareas, aunque no se tuviera acceso a la educación digital por lo variado de las condiciones socioeconómicas de la población y territorio.
Por eso la oportunidad, era apostar por el Programa de Escuelas de Tiempo Completo (PETC), el cual se suspende sin evaluación que lo justifique o se tenga una mejor alternativa. Cesar el PETC que forma parte del Programa La Escuela es Nuestra (LEEN), es dañar la educación de nuestro país, y lo más grave es afectar el presente de niñas, niños y adolescentes (NNA), puesto que deja sin atención a 3.6 millones de estudiantes en todo México.
La historia nos ha demostrado que la inversión en educación es la mejor apuesta que puede hacer cada gobierno, por eso terminar un programa que abonaba según datos oficiales, a la mejor formación del alumnado representa un gran daño.
El PETC, no solo significaba un horario ampliado, sino la oportunidad de un mejor desarrollo de competencias, alimentación sana y oportuna, y una socialización más amplia, que muchos padres y madres de familias no pueden costear.
Las deducciones de este tipo deben involucrar a los tres grandes grupos, que son el alumnado que recibe este tipo de educación, padres y madres de familia que apostaron por este programa y el cuerpo docente que imparte el horario extendido. Pensar que está mal "politizar" la educación por dar voz a las personas afectadas y/o beneficiadas con la toma de decisiones, es querer mandar desde los proyectos sin tocar la realidad.
El PETC en las escuelas mexicanas es una necesidad, que solo se puede negar al no escuchar las experiencias de quienes lo vivieron, de olvidar los indicadores de mejora de ese alumnado comparado con quiénes no recibieron ese formato de educación.
No obstante, es esperanzador ver que al menos 14 estados ya han levantado la voz para buscar continuar con el proyecto con recurso propio, puesto que la federación, otra vez ya tomó la decisión y no parece que la quiera cambiar. El gobierno del estado debe mantener el apoyo a las 945 escuelas que estaban dentro de este programa y que las NNA que día con día asistían.
En el contexto actual del país y Jalisco, que la violencia ha sido la noticia diaria, no debemos actuar con la mezquindad de que no pasa nada, ser irresponsables con el presente y sobre todo con el futuro de las NNA es condenarnos a seguir sin presente ni futuro.
Hagamos que la educación sea nuestra única opción, para mejorar nuestro porvenir y que no sigamos viendo y viviendo del pasado.
Ernesto Gutiérrez