Reconozco la valentía que ha tenido el presidente municipal de Mazamitla, Jorge Magaña, y su ayuntamiento por hacerle frente a una complicada decisión que es la de cancelar los festejos patrios del “Grito de Independencia” y poner la seguridad de las personas, ante todo. Celebrar nuestras tradiciones es parte de lo que nos une, nos recuerda nuestro pasado común que le da sentido a nuestra sociedad, en esas fechas de fiesta y alegría no se esperan tiempos difíciles, circunstancias que rompen justo con la base de las tradiciones, recordarnos quiénes somos y celebrar por ello.
La determinación es por demás difícil, ya que luego de dos años de pandemia todos buscamos la reactivación económica y todos sabemos que el turismo representa una derrama económica muy fuerte para las familias mazamitlenses, que hoy son víctimas de las circunstancias ajenas a ellas.
El contexto de los municipios es por demás complicado, ya que son los encargados de brindar los servicios básicos, son la primera base en la atención ciudadana pero también los más olvidados en las estrategias de coordinación y colaboración, los municipios son los que cuentan con menos atención y más acercamiento a la realidad y problemas de la población; es una circunstancia que no es de ahora, es el fruto de un debilitamiento sistemático y estructural que los tiene con poco margen de maniobras que se puede resumir en que hay muchas responsabilidades y pocas opciones.
En Mazamitla podemos constatarlo, un abandono de facto del gobierno del estado, que solo se limita a decir que todo está bien, que se están coordinando para responder a las necesidades inmediatas. Las autoridades de Mazamitla han advertido de la situación que hoy nos horroriza desde el primer día y a pesar de que el gobierno estatal ha señalado que existe colaboración y coordinación para recuperar la tranquilidad de ese municipio, no ha habido siquiera comunicación.
Por eso no es de extrañar lo que pasó ante el abandono, pues lo que empezó con balaceras en otros estados, con eventos de seguridad en los límites de Jalisco, crecieron hasta ser parte de las noticias y reportes de lo que sucede dentro de los municipios del estado, con eventos cada vez más graves ocasionando miedo en la población.
Lo paradójico es tener a un ejecutivo estatal que presume de no gobernar con las redes sociales, de resolver los problemas de Jalisco, para en la práctica no hacer nada más que promesas y buscar generar la sensación de control cuando es lo que más le falta.
Cuando no se reconoce la enfermedad ni se hace algo por combatirla no puede llegar la salud por arte de magia. Sostener la verdad a costa de mentiras tiene un alto costo, ya que se acumulan los problemas, porque no existe una estrategia para combatir la inseguridad con todo lo que esto implica y lograr la tranquilidad para la ciudadanía.
Hacer de una mentira una verdad es la estrategia del gobierno del estado, solo que en los municipios no se engaña porque su realidad es la de un grito silenciado.
Ernesto Gutiérrez