No hace mucho tiempo, tuve la oportunidad de conocer a Leonor, una mujer joven, dura y a la vez sensible y llena de sufrimiento, ella estaba en cama por problemas renales, duró internada por más de dos meses, siempre sola en su cuarto con la mirada ida, evadía hablar de sus sentimientos, cuando se le visitaba para platicar y tratar que se desahogara, siempre decía que estaba bien, contestando con monosílabos, sin poder lograr que vaciara ese costal lleno de emociones, que tanto le pesaba.
Era casada y no procreó hijos, su marido la cuidaba por las noches, en el día se la pasaba sola en su cuarto.
Al verla a los ojos bajaba la mirada, tratando por todos los medios de esconder lo que sentía, traté de que viera el otro lado de la moneda, pero no pude saltar esa barrera que ella puso, y un día por la mañana esas palabras que nunca dijo, terminaron por ahogarla y murió de una falla respiratoria en la soledad de ese cuarto de hospital.
No alcancé a saber qué es lo que tenía su corazón, no pude inspirarla para que tuviera ese sentido de la vida, aún en el sufrimiento.
El libro de “El hombre en busca de sentido”, dice: Que el sufrimiento deja de ser sufrimiento, cuando se le da un sentido.
Por hoy puedo dar gracias al universo de no haber pasado por un quirófano, o de estar en cama por alguna enfermedad grave, mi mayor sufrimiento ha sido la muerte de mis padres y de una hermana que adoro, muertes que por hoy son la inspiración para darle sentido a mi vida, y ayudar a los demás a través de la tanatología.
Desde que nacemos vamos teniendo pérdidas, al nacer perdemos el estar en el vientre de nuestra madre; al crecer, es aquel juguete que tanto nos gustaba; la amistad de aquella amiga o amigo de la niñez, y así un sinfín de cosas, personas o amores.
En una ocasión me preguntaron qué ganancia me había traído la muerte de mis seres queridos, en ese momento tuve ganas de dar una bofetada a quién lo preguntó, claro, yo estaba sumida en el drama y Anita la huerfanita me venía flores.
A veces la vida esconde regalos en los lugares más oscuros.
Leonor no pudo y no por eso es cobarde, simplemente tomó su decisión. Usted amigo lector, ¿le da un sentido a su vida o sólo vive por vivir?.
