Política

Giovanni, George Floyd… en fin, la hipocresía

Giovanni no fue detenido, fue levantado (con todo lo que implica esta palabra en el México actual) por unos policías y apareció muerto en un paraje. Asesinado a golpes y con un balazo en el cuerpo.

El poder mata, déjense de fiferías y chairaciones.

Historias como estas son comunes en el catálogo nacional, y no, no son exclusivas de la corrupción de los conservadores, sino que vienen implícitas en el identitario del México Bárbaro, apelativo jugosísimo de John Kenneth Turner, porque sí, México es un pueblo de cabrones, chingones y pendejos, y a partir de ahí se escriben los guiones.

También debo aclarar que el abuso de poder no es apelativo azteca. Pudimos ver que un policía pendejo, en su momento de gloria ahogó con su rodilla a George Floyd, un hombre gringo de color y desató la ira de un mundo que pide a gritos, con todo y la incoherencia de la superficialidad de su vida virtual, tolerancia para la humanidad.

¡Que los gays, que los indios, que los latinos, que los negros, que las mujeres, que los discapacitados, que los pobres, que la vida misma finiquite la aflicción de su diversidad!

La historia con todo y las cicatrices del holocausto o de la inquisición, entre tantos ejemplos, no ha entendido que los extremismos de los segmentarismos son aberraciones de sociedad.

Con la muerte de Giovanni, sea quien haya sido el tipo, y olvidando el oportunismo de la orgía política de AMLO y Alfaro, debe fincar y tatuar la idea de que la policía está enferma en todas sus dimensiones, por el simple hecho que México es corrupto hasta el tuétano.

No es porque los policías sean ineptos o nacos, es porque la educación nacional, que incluye la formación en todos los ámbitos, han llevado a la corrupción a una base toral de la vida mexicana… la mordida es canasta básica ¿no?.

Que un policía te meta unos chigadazos no es algo anormal, por más anormal que parezca esto, porque como ya he escrito, lo más grave de los errores de la humanidad es cuando la barbarie se vuelve común, y en el caso del país, hay un secuestro mental con el abuso de poder.

Una ‘calentadita’ de la policía ha sido tan común, como un ‘moche’, como un ‘paro’, tanto como se normalizó el pago de piso o los conteos de muertos.

Lo peor es que todo habría estado bien pero solo “se les pasó la mano”.

¡Viva México, viva la humanidad! 

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Erik Vargas
  • Erik Vargas
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  • Reportero de oficio, periodista de opinión y contador de historias. Actual coordinador del área soft de Notivox Digital (M2).
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