Son pocas las historias melancólicas que no resultan hostiles y ésta (sardónicamente) fue escenificada durante un carnaval. El protagonista de Fiesta al noroeste (Editorial Austral), Domingo —llamado así porque nació tal día—, apodado Dingo, se dedicaba a la comedia. Era un titiritero nómada que nada hallará de hilarante en volver a su pueblo de origen tras recorrer otras comarcas.
La autora Ana María Matute (1925-2014), miembro de la Real Academia Española y Premio Cervantes 2010, captura en sus textos improntas de verdad. Son piezas que encantan al contar la vida de cualquiera sin tener que experimentarla. Domingo regresa al mísero valle (Artámila), que abandonó años atrás, una noche lluviosa en la que los habitantes llevan a cabo la única celebración que conocen y titula el libro.
Mientras cae el aguacero sucede la tragedia: el carro de Dingo pasa sobre el cuerpo de un niño y ahí se inicia un recorrido entre memorias que había tratado de borrar. La obra de Matute es prolija y sintácticamente impecable. Hay autores talentosos, cuya prosa cautiva solo por lo que imaginan; ella no dice algo extraordinario, pero la manera de narrar es excelente.
Este relato busca encontrarse en su desgarramiento. En el exceso de ser uno más, arrastrando parodias que al protagonista le hicieron daño. Faltando testigos él podría haber huido y abandonar a la criatura atropellada; sin embargo, elige rendir cuentas, volviéndose víctima y verdugo.
Erandi Cerbón Gómez*
@erandicerbon*Miembro de la Real Academia Española y Premio Cervantes 2010, captura en sus textos improntas de verdad
Son piezas que encantan al contar la vida de cualquiera sin tener que experimentarla