El poeta escribe que nada libera nunca más que decir. En contar reside la audacia de no legitimar transgresiones, de ordenar revoltijos y redimirse. Sí, Theodor Kallifatides (1938) resulta ejemplo de esto. A los setenta y siete años, decidió abandonar Estocolmo para volver a Grecia, lugar donde nació y es cuna de la literatura clásica.
Sin embargo, cuando llega encuentra un país devastado y en crisis económica. No halla aquel cénit cultural que recuerda. Otra vida por vivir (Galaxia Gutenberg) es un libro en que el autor cuenta los veloces cambios sociales que no alcanzan a volverse históricos. Cómplices de su acontecer junto con otros contemporáneos: Yannis Ritsos y Christoforos Liontakis, se resucita la lengua griega. La excelente traducción de Selma Ancira permite aproximarse al texto original.
Los hechos, autobiográficos, incluyen encuentros con Ingmar Bergman, Aksel Sandemose y Károlus Koun. Inician en Suecia donde el escritor cae en la apatía, motivo por el cual abandona Europa. La literatura moldea su vida tanto como las condiciones políticas y económicas de la época que narra. Preocupándose por el derecho a la libertad de expresión, los refugiados y la recesión económica.
Kallifatides compone una elegía de lo humano, victoriosa ante la indiferencia alcanza la felicidad.