Atrapado en el pasado, ya por que la naturaleza misma se lo impele o como producto directo del echeverrismo, el próximo presidente se prestó a cumplir uno de sus caprichos y amagos de campaña: sin tomar el cargo, convocó a una consulta “nacional” a modo, instalada solo en ciertas zonas donde los feligreses de su partido político pudieran ser movilizados para votar, sin ningún conocimiento ni elemento técnico alguno, sobre el futuro del nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México en Texcoco; esto es, frente a la insistencia de beneficiar a sus colaboradores y compadres de la Constructora Rioboó, tal como lo hizo (y sin consulta alguna en su momento) como Jefe de Gobierno, al construir el tres veces costoso segundo piso.
Aunque era predecible que tarde o temprano se diera la manipulación a través de consultas a modo, al más puro estilo del Viejo régimen o de Venezuela (donde los muertos votan y los vivos lo hacen hasta 11 veces) la encuesta quedó patente no solo como una vergüenza nacional sino como una burla ante los ojos del mundo, pues como refiere Fernando García Ramírez, “Independientemente de cuál sea el resultado de la consulta sobre el destino del nuevo aeropuerto, sus procedimientos fueron fraudulentos y su resultado espurio”.
De hecho, justo después de que se dieran a conocer los pormenores y su resultado predecible y amañado, el banco suizo UBS dijo que el nuevo gobierno podría utilizar el instrumento de referéndum para extender su gobierno y manejar las reservas del Banco de México, pese a que ya se había demostrado no sólo la viabilidad del NAICM en Texcoco sino la inviabilidad de Santa Lucía como opción.
Pero el absurdo y lo ridículo vino a ser la manipulación a través de un ejercicio tan ilegal (pues no se encuentra ni siquiera contemplado dentro de la Constitución) como ilegítimo (por su procedimiento fraudulento) con el que se pretendería legitimar nada menos que un acto de corrupción y compadrazgo al más puro estilo de “la dictadura perfecta” o de la “mafia del poder” a la que tanto se criticaba.
Gravísimo el deterioro que está sufriendo nuestra democracia, con el peso devaluándose por las ocurrencias de quien aún no toma cargo, y el país perdiendo calificación internacional en materia de inversiones, como resultado de una farsa.
Y eso que aún no llegamos al primero de diciembre.