Política

El tesoro escondido

  • Punto de Inflexión
  • El tesoro escondido
  • Enrique Martínez y Morales

Recuerdo que de niño nada me emocionaba tanto como la posibilidad de encontrar la isla donde el pirata Barba Roja escondió sus cofres de oro.

Esa obsesión de la mayoría por querer encontrar un tesoro sin duda tiene parte de su origen en la emoción por la aventura, el gusto por la sorpresa y la atracción por lo desconocido que todos cargamos en nuestro ADN. 

Pero también tiene que ver con la idea utópica de poder disfrutar de los placeres de la vida sin tener que sacrificarnos por ello.

Hace algunos días conocí a un matrimonio que, literalmente, encontró un tesoro. La historia se remonta a hace más de cuatro décadas. Vivían en un ejido en la Laguna. 

No recuerdan bien las razones, pero un cargamento de llantas usadas llegó al patio de él, quizá las compró su padre para utilizarlas como combustible o como materia prima para algún proyecto que se quedó trunco.

Ahí permaneció muchos años, utilizándose poco a poco según la demanda lo requería. 

Hasta que un día le solicitaron con urgencia una refacción de ciertas medidas. 

La encontró en el fondo del lote. Notó que la llanta tenía un doble fondo y al quitarlo descubrió varios fajos de dólares escondidos. Era una pequeña fortuna.

El júbilo que sintieron era indescriptible. Siguieron días muy felices hasta que comenzaron a llegar los familiares a solicitar su tajada correspondiente, disfrazada de préstamo, esos que nunca se devuelven.

Esto, sumado al gasto desmedido en banalidades de la pareja, agotaron en pocos años el patrimonio descubierto. 

Desde entonces la familia vive con la misma estrechez que antes de descubrir el tesoro.

Como dice Catón, solo hay un lugar en el que el éxito precede al trabajo, y ese lugar es en el diccionario. 

Lo que fácil llega, fácil vuela. La verdadera riqueza está en la capacidad de producirla y no en un golpe de suerte. 

La mayor parte de quienes le pegan al gordo de la lotería viven una experiencia similar a la de la pareja lagunera.

No hay nada de malo el que compremos un boleto de lotería o mantengamos la esperanza de encontrar un cofre con monedas de oro, siempre y cuando estemos conscientes que, aunque lo obtengamos, eso no nos dará riqueza y mucho menos felicidad. 

Buscamos el tesoro escondido en todas partes menos donde deberíamos: dentro de nosotros mismos.

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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