Política

Fuera de la caja

“Otros han visto, y preguntan por qué. Yo he visto lo que podría ser, y me he preguntado por qué no.”

Pablo Picasso

EL cambio climático que vivimos en el planeta entero nos afecta a todos, a algunos más que otros, y es ahí donde una pequeña isla, un país en el Caribe con poco más de 280,000 habitantes, decide alzar la voz para convocar a un cambio en la manera de atacar, defender y resolver el cambio climático y sus efectos.

Mia Mottley, primer ministro de Barbados decide subirse al ring con los países más poderosos del planeta y hacer un llamado a replantear los fundamentos de aquellas instituciones que han sostenido y mantenido en equilibrio al sistema financiero mundial.

Cada vez más, los líderes mundiales, las sociedades, organizaciones civiles caen en cuenta de que el cambio climático es un peligro inminente para el futuro de la humanidad y que ellos han sido los principales culpables de ello por sus procesos industriales, nivel de consumo, etc. sin embargo, para atacarlo, se requiere una transformación casi total en el comportamiento del ser humano, sus actividades, sus tecnologías, etc. para lo anterior, se requieren recursos.

Los países pobres son los más afectados y con más complicaciones para enfrentar desastres naturales resultado del cambio climático, huracanes, inundaciones, etc. Para poder atender un desastre natural, requerirán recursos con los que no cuentan.

La primer ministro de Barbados, decidió cambiar la narrativa y pasar de la suplica y caridad a la acción responsable.

De manera audaz contundente, Mia Mottley hace un llamado a convocar a un nuevo acuerdo como el de Bretton Woods.

El acuerdo de Bretton Woods, llevado a cabo en los años 40´s donde se crean las instituciones más importantes del mundo financiero global (Banco Mundial, FMI) además de establecer reglas para la estabilidad económica y reglas financieras globales.

Una pequeña isla del Caribe (Barbados), ha logrado inducir una narrativa que hoy es aceptada y abrazada más poderoso planteando una solución firme y contundente.

Ante contingencias, emergencias y desastres naturales, los países pobres tienen que recurrir a dinero caro, de igual manera para invertir en infraestructura de prevención, educación y reconstrucción.

Más allá de que hoy, Barbados es ya un actor importantísimo en los foros y búsqueda de soluciones para el cambio climático, lo que Mia Mottley hizo tiene una trascendencia mucho mayor. Ha logrado convencer a los líderes mundiales de la necesidad de pagar el costo de lo que han provocado y no solo visualizar al Banco Mundial y al FMI como bancos que buscan recuperar su dinero, sino como instituciones del mundo que coadyuven a la prevención, atención y solución del cambio climático con los países que no cuentan con los recursos.

Al pensar fuera de la caja, pasar de víctima o actor menor a hacer un planteamiento audaz y serio, se convierte en una líder a través de sus ideas, desarrolla un discurso y una convocatoria a las naciones más importantes que son los principales socios de las instituciones financieras globales, ayudando, no únicamente a su país sino a cientos de países que hoy no tiene acceso a recursos para combatir, prepararse o defenderse de los efectos del cambio climático global.

Si como mexicanos tomamos como ejemplo lo que la primer ministro hizo, quizás podríamos lograr cambios y conseguir recursos y tecnologías que nos permitan atender y responder a las grandes necesidades y gigantescos rezagos en cuanto a infraestructura tiene nuestro país.

La crisis hídrica a la que nos encaminamos, efecto también del cambio climático, pareciera hoy estar a expensas de la misericordia de Tlaloc y si el próximo año tenemos un año tan seco como este, estaremos en graves problemas.

Sin embargo, ni los organismos del agua, ni los municipios, ni los estados y ni siquiera la federación tiene las capacidades, la tecnología, el conocimiento ni los recursos para prevenir y resolver esta ni las futuras crisis que se nos presenten.

Tal vez pronto podamos encontrar soluciones y recursos, gracias a la audacia, inteligencia y capacidad de Mia Mottley, primer ministro de un minúsculo país, que tiene menos de la mitad de los habitantes que un municipio como Atizapán o menos de la cuarta parte de Naucalpan.

Hoy tenemos un problema inminente, y solo vemos lo que es, así que dejemos de ser inmediatistas y quejarnos de nuestras carencias y comencemos a preguntarnos, ¿por qué no? Y ¿cómo si?.

Enrique Espinosa Olivar

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