En materia política, la desinformación ha sido una herramienta de manipulación desde tiempos inmemoriales, pero su relevancia se ha magnificado con la llegada de la era digital. Este fenómeno ha evolucionado hasta convertirse en una industria emergente, con implicaciones económicas, políticas y geoestratégicas significativas. A pesar de los numerosos estudios científicos que han explorado el papel de las redes sociales y los algoritmos en la propagación de desinformación, aún no existen conclusiones definitivas sobre sus efectos en las actitudes políticas y en la salud de la democracia.
Nos encontramos inmersos en la era de las fake news. Si antes ya enfrentábamos desafíos en la gestión de la información durante los periodos electorales, en el año 2024 nos enfrentamos a dos ingredientes que complican aún más el panorama. Por un lado, las redes sociales permiten que la información circule a una velocidad vertiginosa, lo que dificulta discernir entre la verdad y la falsedad. Como reza el dicho: “Mientras la mentira da la vuelta al mundo, la verdad apenas se está poniendo los zapatos”. Sin embargo, ahora debemos contemplar un nuevo desafío: la inteligencia artificial (IA).
En la actualidad, distinguir entre la información auténtica y la ficticia se ha vuelto una tarea casi imposible. Los estudios académicos sugieren que la población de mayor edad tiende a compartir con mayor frecuencia contenido falso, mientras que los jóvenes son más propensos a creer sin cuestionar lo que ven en plataformas como TikTok.
Aunque en México, la investigación sobre este fenómeno no es tan abundante como en Estados Unidos, las tendencias de este último país nos ofrecen pistas sobre la magnitud del problema. La desinformación, junto con la amenaza de su propagación, socava la confianza en los medios de comunicación, ya sean tradicionales o digitales.
Más de 90 millones de personas en México se dirigirán a las urnas; la presencia de desinformación en estos procesos electorales podría minar seriamente la legitimidad de los más de 20 mil puestos que se eligen en las elecciones de este 2024. La generación de violencia y narcoterrorismo serán un factor determinante a la hora de discernir entre un buen candidato y un “buen candidato”, y las fake news, en este contexto, podrían distorsionar los resultados de las elecciones.
Según la “Encuesta sobre el impacto en línea”, las redes sociales juegan un papel crucial en México. El 61% de los encuestados consume información a través de estas plataformas, seguido por 55% que lo hace a través de la televisión; 25% en páginas web de medios de comunicación; 14% por radio y 9% a través de periódicos y revistas.
Sin embargo, el 67% de los encuestados en México afirma que la desinformación o las fake news están extendidas a través de las redes sociales, mientras que el 33% menciona grupos de mensajería instantánea como un medio de propagación.
El desafío es complejo y abarca múltiples plataformas, desde la televisión hasta los sitios web de medios de comunicación.
Existe un consenso claro: el 90% de los mexicanos está de acuerdo en que los gobiernos y los reguladores deberían tener la capacidad de exigir a las plataformas de medios sociales la implementación de medidas para garantizar la integridad de las elecciones durante las campañas políticas.
Faltan 81 días, las campañas locales no han comenzado, quizá es un buen momento para desmentir las noticias falsas.
EN ALCANCE
Jorge Álvarez Máynez, candidato presidencial de Movimiento Ciudadano, estuvo de gira por Nuevo León. En el renovado bastión emecista acusó de obsoletas las políticas públicas del Ejecutivo federal en materia de energía y que han impedido el arribo de inversión al país. Insistió en que es necesario cerrar las refinerías de Nuevo León, Tamaulipas e Hidalgo, y confiar en las energías renovables.