La administración de López Obrador asumió la defensa de Salvador Cienfuegos. Lo digo no como una opinión sino como un hecho, de acuerdo con lo que se logra leer en el expediente que difundió en redes la Fiscalía General. Gran parte está tachado, testado. En las frases legibles se confirma que los abogados fueron asignados por la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Recordemos que la Sedena es del Ejecutivo federal y Andrés Manuel, comandante supremo. Es decir, el gobierno apoyó al militar. Mientras tanto, la FGR, ahora sí desde mi particular punto de vista y considerando su actuación hasta el momento, fungió más como defensoría pública que como procuraduría, y más como dependencia que como institución autónoma.
No sorprende, porque antes fueron ellos mismos (AMLO, Ebrard, Gertz) quienes llevaron a cabo el acuerdo político con Trump de liberar a Cienfuegos para ser juzgado en México. Esto último, como sabemos, no ocurrió. No llegó al Poder Judicial. La Fiscalía lo exoneró.
Es importante partir de este contexto al evaluar la información y el discurso que fluye desde la Presidencia de la República. Lo que piensa y distribuye López Obrador, ¿lo hace como servidor de la nación o como defensa del general?
En la respuesta del Departamento de Justicia a nuestro país, se comunicó que un gran jurado federal (no solo la DEA) analizó el material y (ojo) otras evidencias. Y concluyó que los cargos contra Cienfuegos eran firmes.
¿Entregó esas otras evidencias a la FGR? ¿Las solicitó Alejandro Gertz?
Por ejemplo, en el expediente clasificado como confidencial se nombran, aparte del general, a varios políticos. También se describe una reunión del capo con su contacto donde se envían fotos que no aparecen. Además, las fechas de las conversaciones entre criminales coinciden con sucesos reales, como el viaje de Peña a Nayarit, etcétera.
Hay muchos datos que deberían abrir líneas de investigación, más allá de la mala ortografía y las dudas de que El Padrino sea Cienfuegos.
Qué más quisiéramos que el ex secretario no tuviera vínculos con el narco. Ojalá. Tenerlos sería aterrador por lo que fue y por lo que será.
Pero, sin una investigación independiente y exhaustiva, las dudas persisten. Y la pregunta surge: ¿en manos de quiénes seguimos estando?
@elisaalanis
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