No tienen… memoria. O no la quieren tener. El estreno del nuevo secretario de Gobernación —ex mandatario tabasqueño, cuñado del chiapaneco Rutilio Escandón, amigo incondicional de Andrés Manuel—, Adán Augusto López, quedará marcado por la cacería y los golpes de las autoridades del Instituto Nacional de Migración y de la Guardia Nacional contra centroamericanos.
Peor aún, permanecerá para el registro la respuesta que dio ante los indignantes hechos: “Como decimos en el pueblo, pues es lamentable, pero una golondrina no hace verano”, señaló.
Organizaciones como Sin Fronteras no se han cansado de denunciar las violaciones que cometen los integrantes del INM, pero Adán, muy “augusto”, lanzó esa frase. Así, casual, minimizó la violencia ejercida desde lo alto del poder.
El domingo, agentes del instituto y elementos de la GN atacaron a personas de la caravana que intentaba entrar a México. Uno de los funcionarios, Aldo Juan Robledo Páez, pateó repetidamente en la cabeza a un haitiano que se encontraba inmovilizado en el piso, mientras el mismísimo director de la estación migratoria Siglo XXI, Alejandro Palau Hernández, lo sometía.
Una y otra vez, en uno y otro sexenio, la historia se repite. Ahora sí que, como dijo Adán que dicen en el pueblo: “es el mismo infierno, pero con distinto diablo”.
Cuántas críticas, bien fundadas, se hicieron en los anteriores gobiernos. Cuántas críticas, bien fundadas, se siguen haciendo en el actual. Pero en la 4T insisten, desde la comodidad de Palacio, que se respetan los derechos humanos. Es el doble discurso. Es la mano dura del hoy robusto eje Tabasco-Chiapas. Es la administración que se dice diferente y tolerante.
En los pasillos de Bucareli mencionan que Segob pasó del jarrón con flores a la cubeta llena de macanas.
Aquí entre nos
Van escalando. Para la 4T ya no es suficiente exigir la manifestación pacífica (y criminalizar la protesta de tantas mujeres que así lo hacen), ahora es necesario no provocar a los policías con la simple presencia. Todo es un complot contra el pobrecito e indefenso poder.
Solo les faltó exigir a la alcaldesa electa de Álvaro Obregón, Lía Limón, que se disculpara con el uniformado por acercarle la nariz para que la golpeara. Qué tiempos aquellos en los que AMLO y sus seguidores marchaban, acampaban y condenaban al gobierno autoritario. Pero, eso sí, dicen que ya no hay granaderos ni represión.
Elisa Alanís
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