Ayer fue el día del Aeropuerto Felipe Ángeles. Un momento ideal para un régimen bajo el mando de López Obrador.
Aplaudieron los integrantes de Morena-gobierno; alabaron la obra empresarios y funcionarios; expusieron documentales pintados de verde, imágenes, vítores y propaganda.
El AIFA despegó bajo nubarrones de sospecha sobre asignaciones, manejo de recursos y opacidad en gastos, pero la apabullante narrativa oficialista colocó en el centro la agenda presidencial.
Así se inauguró la consolidación de una nueva etapa con el sello de la 4T.
Un lunes lleno de simbolismos: el natalicio de Juárez; la victoria del Ejecutivo federal sobre sus contrincantes; el refrendo de la alianza entre lo político y económico con el nuevo ingrediente militar.
Ahí estuvo el general Cienfuegos, detenido en EU por narcotráfico y liberado por México.
Escuchamos a Alfredo del Mazo, comparsa del sexenio anterior, ofrendado las palabras priistas que agradan a quien hoy sentencia de manera absolutoria o condenatoria desde Palacio: “Con el nuevo aeropuerto queda demostrado que hacer más con menos es posible… Hoy vivimos en un país en el que nada se antepone al bienestar de los que menos tienen y en el que nadie está por encima de la justicia”, exclamó con tono peñanietista el gobernador de Edomex.
Sí, ese mismo Del Mazo que estuvo en Banobras cuando se desviaron recursos millonarios en la llamada estafa maestra. Ese mismo cuya suegra dejó de ser asediada por el fiscal Gertz a cambio de hacer prisionera a su hermana Alejandra Cuevas, quien ya espera la resolución de la Corte para ser declarada inocente y liberada de los barrotes de Santa Martha Acatitla.
Ahora López Obrador podrá decir que sometió a la mafia del poder, porque la hizo suya.
Aquí entre nos
Sobre las extorsiones y los pactos de impunidad desde el propio Estado que revelaron las declaraciones de su ex consejero jurídico, Julio Scherer, Andrés Manuel no dijo ni pío.
Minimizó el tema y se salió de él, indicando que tiene que ver con ministerios públicos y juzgados. “Nosotros no vamos a meternos en esas diferencias”, señaló. Al Presidente se le olvida (en el mejor de los casos) que no puede haber transformación, para bien, sin erradicar la maquinaria criminal aceitada desde el poder. Ese del cual él hoy forma parte.
Elisa Alanís
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