La noche del 22 de mayo se demostró en San Pedro Garza García, una vez más, que es un inútil esfuerzo del hombre de la era moderna querer dominar la naturaleza por medio de la ciencia. Pues como dicen los filósofos del romanticismo alemán: “A la naturaleza hay que comprenderla, respetarla, no dominarla”.
Los secretos del poder de la naturaleza, de la cual el hombre como objeto, no como existente humano, es una de sus partes, son infinitos. Por eso es imposible su dominio. Sin embargo, desde el siglo XVIII, la arrogante pretensión del hombre moderno cimentada en la técnica científica ha sido dominar la naturaleza.
A la naturaleza hay que dominarla, arrancarle sus secretos, porque de eso depende el progreso, ha sido la divisa de cambio desde dicho siglo.
Con base en esta divisa, con el surgimiento de la Revolución Industrial, en nombre de la ciencia y el progreso se han destruido innumerables fuentes de recursos naturales, provocando un descomunal desequilibrio entre el hombre y la naturaleza.
Y como a toda acción hay una reacción, la naturaleza agotada responde con sequías, pandemias, ráfagas de viento descomunales, macrorráfagas y microrráfagas, como la que ayer cobró vidas y muchos heridos graves en San Pedro, altas temperaturas, etcétera.
Ojalá no sea tarde para habernos dado cuenta que comprender la naturaleza significa comprendernos a nosotros mismos como un-ser-con-otros y como parte de la naturaleza; por lo que, una de dos, o comprendemos y respetamos la naturaleza, haciendo uso racional de los recursos naturales, o la naturaleza, para que siga su curso, tiene que acabar con el homo sapiens.
Un-ser-con-otros, que es lo que en teoría somos, significa cuidarse unos a otros, ser solidarios, fraternos, cooperadores. Sin embargo, al parecer en los hechos solo nos hermanan las tragedias.
¿Serán necesarias las catástrofes naturales que cobran vidas, como la que nos tiene consternados, para que florezca la hermandad y la solidaridad? Si esto es así, yo no veo mucho de “humano” en los autodenominados seres humanos. Mi más sentido pésame a los familiares de las víctimas y que pronto recobren la salud los hospitalizados.