El veredicto del pueblo en el caso del gobernador y el secretario general de gobierno desde hace tiempo se ha emitido: primero, en la campaña electoral de El Bronco sí hubo desvío de recursos y falsificación de firmas; y, segundo, los ciudadanos que votaron por El Bronco, considerando que era justo y necesario dar una lección al PRI y al PAN, no se equivocaron, se equivocó El Bronco.
En cambio, el veredicto de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, hasta hoy el monumento más grande a la estulticia, según el cual corresponde al Congreso del Estado, como superior jerárquico del Ejecutivo, determinar y aplicar la sanción a los responsables, todavía tiene a los integrantes de la LXXV del referido Congreso dando palos de ciego.
El primer error del Congreso fue no haberse inconformado ante la Sala Regional por haberle ordenado desempeñar una función (determinar qué sanción debe aplicarse a los responsables), que constitucionalmente no le corresponde, señalándole además que, constitucionalmente, el Congreso no es superior jerárquico del gobernador.
La situación hoy es la siguiente. Se rechazó el dictamen de la Comisión Anticorrupción, en la cual se establece que a ninguno de los dos se les inhabilite ni se les destituya, que se les imponga una sanción económica.
Esperan que el miércoles llegue a la asamblea un nuevo dictamen con la propuesta de destituir e inhabilitar a los dos. En el caso de El Bronco se dijo que quedaría pendiente la ejecución de la sanción, hasta que se resuelva la controversia constitucional que tiene interpuesta.
Olvidaron los diputados que a Manuel tampoco se le podrá ejecutar sanción, ya que el Contencioso Administrativo del Estado le otorgó una suspensión, Exp.1398/2019, para que, si se le impone sanción, no se ejecute hasta que se resuelva este juicio.
Goza también de la suspensión otorgada por el Juzgado Segundo de Distrito en Materia Administrativa, Exp. 440/2020, que impide la imposición de cualquier sanción infamante, es decir, que le cause deshonra o descredito. Absurdo, ¿en dónde más se ha visto que el órgano que crea las leyes también las aplique?