La candidatura de Morena al gobierno de Hidalgo en 2022 es el producto de moda y los políticos de todos los partidos lo saben. Si hace un par de semanas los aspirantes eran no más de 5, ahora son al menos una docena, emulando a los apóstoles de la vieja escuela priista que se peleaban cada sexenio la candidatura en Hidalgo.
Como en aquel entonces, cuentan los cronistas de la política estatal, levantar la mano traía consigo una estrategia de fondo que tenía que ver con que no hubieran dados cargados, y al final salía el tapado o ungido por los dioses del Olimpo, ahora parecen regresar esos tiempos en donde todo era un misterio en la víspera y mientras se daban hasta para llevar.
Pues ahora sucede algo parecido con los morenistas que quieren la candidatura ya que lejos de buscar un proceso interno en calma, salen a los municipios para medirse ante el pueblo y ante el tribunal de las redes sociales que obviamente aprovechan sus opositores.
Para el PRI, PAN y PRD la pelea entre aspirantes de Morena debe ser un deleite pues simplemente se están dedicando a ver cómo sube de tono el discurso, los dimes y diretes y todas las indirectas que se hacen. Por si no tienen suficiente con lo que está pasando, en próximas semanas o días quizá, se estará presentando una plataforma política de parte de los presidentes municipales de la 4T, que ya no se sabe si están con alguien en particular o van a lanzar a su propio perfil que podría ser una mujer. En tanto, la dirigencia estatal de Morena que encabeza Sandra Alicia Ordóñez y Andrés Caballero Zerón, brilla por su liderazgo y ausencia en todo este garlito político en el que buscan llegar al poder a como dé lugar. La experiencia de anteriores procesos, como el del recordado priismo y sus 12 apóstoles, dicta que las cosas no terminan bien con los políticos que se aglomeran sin sana distancia en búsqueda de un puesto de elección popular.
Eduardo González
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