La tragedia de Tlahuelilpan no es un caso cerrado. A un año de la explosión en San Primitivo donde perdieron la vida 137 personas, se tienen todavía dudas y cuestionamientos sobre las causas e investigaciones.
A la fecha no hay un solo detenido o responsable directo por lo ocurrido. Quizá sea muy injusto, pero nadie se terminó haciendo responsable.
La Procuraduría de Hidalgo inició 74 carpetas por concepto de lesiones por lo que resulte de la muerte o la presunta desaparición de las personas encontradas sin vida en el lugar, antes de que fueran identificados mediante pruebas periciales.
El suceso dejó a 194 niños, niñas y adolescentes en orfandad y hasta el momento a través del Sistema DIF Hidalgo se ha brindado representación jurídica para tramitar cuatro juicios de custodia de nueve niños y niñas a favor de sus tías, tíos y abuelas.
Ayer durante su conferencia mañanera el Presidente Andrés Manuel López Obrador señaló que no debe haber motivo para estigmas, “somos todos productos de circunstancias, es lo que lleva a ciertas actividades o a procederes, nadie puede sentirse culpable, los que pierden la vida en este caso están ahí porque buscan sobrevivir, buscan un ingreso, un apoyo”.
El mismo llamado hizo anoche la iglesia católica quien en voz del arzobispo de Tulancingo, Domingo Díaz, llamó en la misa conmemorativa de la tragedia a no calificar a las personas que fallecieron, a no juzgar a quienes fueron vidas inocentes o que cometieron errores, sino simplemente verlos como “hermanos” como seres humanos que decidieron mal y en un mal momento.
El Presidente reiteró el mensaje, “merecen nuestro apoyo y solidaridad”, al tiempo que agradeció públicamente la coordinación que se tuvo con el gobierno de Hidalgo y el gobernador Omar Fayad, “porque desde que se presenta esta tragedia se traslada con un grupo de servidores públicos y está ahí al pendiente y ha actuado de manera responsable”, dijo AMLO.
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