En el tema de la legalización del aborto en Hidalgo, el punto central no está siendo el contenido de la propuesta, el valor de la iniciativa o la información mínima y necesaria de cómo se está planteando la práctica.
Por desgracia la discusión se sigue enfocando en lo político, en los tiempos, en las negociaciones, en el cabildeo, en el clásico toma y daca que no deja nada más que retraso y pérdida de tiempo.
Tuvieron que pasar siete meses desde que se subió el tema a tribuna por primera vez para que por fin se aprobara en comisiones el orden del día para poder sesionar de forma conjunta entre Seguridad y Justicia Ciudadana, con Legislación y Puntos Constitucionales.
Ahora será el próximo martes cuando los diputados integrantes de esas dos comisiones se deban presentar a analizar y debatir los cambios y reformas que se plantean y de ahí dejar listo el tema para que se suba a la tribuna la siguiente sesión ordinaria, en teoría el siguiente jueves, 10 de octubre.
De no darse así la presión será demasiada para los diputados involucrados por lo que también se corre el riesgo de legislar al vapor o bien obstaculizarlo todo hasta que reviente y termine en la congeladora como muchos asuntos.
La polémica está entonces en si en verdad el tema del aborto legal será ley o no en Hidalgo.
Además de si será la adecuada y la que se requiere para los tiempos y necesidades de las mujeres que exigen su derecho a decidir sobre sus vidas y cuerpo.
No hay mucha claridad en el tema fuera de los pasillos del Congreso del estado o lejos de las organizaciones, pues si se habla del mismo con la ciudadanía, en las calles, en el transporte, en un restaurante, poco o nada conocen o quieren saber respecto al aborto y su próxima legalización en Hidalgo.
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