El inicio del proceso electoral 2020 donde se renovarán los ayuntamientos de Hidalgo está a una semana de dar inicio con la instalación del Consejo General del IEEH y las dirigencias partidistas presentan claroscuros respecto a su actuación frente a este nuevo reto: ganarse la confianza ciudadana para que voten en seis meses.
Ante el desánimo y apatía que genera una nueva convocatoria para salir a las urnas –pues poco o nada apetece seguirles el juego a candidatos y partidos que no generan nada nuevo o bueno a la sociedad- hay grupos políticos en Hidalgo que ven esto como una oportunidad de florecer para sus intereses.
Quizá el caso más renombrado es el del Grupo Universidad y su líder el presidente del Patronato universitario, Gerardo Sosa Castelán, quien hoy desde Morena (sin ser morenista ni mucho menos un leal seguidor de los preceptos de la Cuarta Transformación, ni siquiera del propio Presidente Andrés Manuel López Obrador) intenta fraguar una pinza en la que termine, primero, no ganando el PRI por su pleito político con el gobierno del estado, y segundo, colocando a sus piezas en municipios claves rumbo a la sucesión. Terminó la semana y hubo noticias de que Sosa se reunió con la dirigencia de Nueva Alianza Hidalgo, sí, pequeño esbirro de lo que fue el Panal del SNTE y la Sección 15 en el estado, pero que aun así y bajo amenazas, saca a la votar al menos a unos 45 mil profesores y sus familias. Nada mal pero tampoco nada espectacular.
Sin embargo, Sosa pretende amarrar satélites como el Panal chiquito, lo que queda del PT, los que se dejen comprar de Encuentro Social y los nuevos amigos de su cruzada, el Verde Ecologista. Juntos irán en busca de la mayoría en municipios, para tener con qué jugar en el Congreso donde también son mayoría, en los cabildos, y por último esperar a 2022.
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