Los recientes hechos de violencia social en Actopan, ocurridos la noche de este jueves 27 de enero, son parte del hartazgo característico de cada fin de administración gubernamental en el estado y parte también de la efervescencia por las elecciones donde habrá nuevo titular del Ejecutivo.
Si bien se reconoce que el fenómeno delictivo es una situación permanente y que pega directamente en los indicadores de la calidad de vida de la población, éstos son más acentuados cuando se trata de dar a conocer a la sociedad que algo está pasando.
Es decir, previo a eventos tan importantes como unas votaciones estatales, comienzan a surgir estos focos rojos de inseguridad que pueden llegar a influir en la opinión pública respecto a que no se están haciendo bien las cosas con tal o cual partido o expresión política. En el caso de Actopan, ya son varios meses con problemas arrastrando para la administración morenista de Tatiana Ángeles, que desde luego impacta en la opinión que pueda tener un electorado para lo que es la decisión de gobernador.
En otros municipios como Ixmiquilpan, donde la violencia también está siendo un factor, se pone de inicio que se trata de un gobierno emanado del PT y de Morena, algo que sino se atiende, será factor para las elecciones.
Lo mismo ocurre del otro lado, vemos críticas y pedradas cuando son gobiernos priistas o panistas, como Pachuca, como Zimapán, como Tula, donde se les señala todo lo malo que ocurre con fines políticos y también con la intención de que puedan resarcir lo que a la población le está haciendo falta. Digamos que es una inconformidad preelectoral que crece en meses previos a un proceso, y que puede ser un tema de estallidos sociales sino se tiene cuidado extremo, como en caso de las comunidades donde pescan a quienes sean o parezcan y no hay poder humano o policial que se salve.
Eduardo González
Twitter: @laloflu