A una semana de que termine la prueba piloto de las elecciones de Estado de México y Coahuila, donde no hay más sorpresas, se acabaron las emociones y parece estar todo definido como dicen los más avezados, con un triunfo para Morena y otro para la oposición, inicia de manera formal la carrera para 2024.
El preámbulo a la sucesión en Palacio Nacional será la madre de todas las batallas, pero más al interior que entre contrincantes.
Los principales aspirantes son de todo mundo conocidos: la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, el canciller Marcelo Ebrard, el secretario de Gobernación Adán Augusto López, y el senador Ricardo Monreal. Si acaso el último ya sin posibilidades reales por el método de la encuesta que planean realizar, estamos ante el escenario deseado por los amantes de la cultura política y los partidos en México.
Un mini sistema electoral que resolverá primero la competencia por la candidatura, presume de ser una de las herramientas más democráticas que existen: la encuesta, pues así no hay quien pueda decir que no ganó el más o la más votada. Es preciso conocer a los aspirantes ya que estamos hablando de que de ahí saldrá el perfil que tiene las más altas oportunidades de dirigir los destinos nacionales durante seis años, una vez que el periodo constitucional de Andrés Manuel López Obrador culmine en 2024. Un día después de las elecciones de Edomex y Coahuila, el 5 de junio para ser exactos, estaremos ante el arranque de lo que puede representar el triunfo y consolidación de la 4T, el sueño del obradorismo y el punto medular del llamado humanismo mexicano. Las corrientes impregnadas durante cada mañanera desde Palacio Nacional, están por rendir sus frutos en esta nueva generación de las redes sociales, los videos de Whatsapp, los cuestionamientos duros, directos, de los mensajes para llamar a la organización, una especie de primavera mexicana que tanto de un lado como de otro, busca sobresalir empleando el oficio de la política.
