La historia de la Normal Rural en Tepatepec tiene miles de anécdotas. De sus rincones emana el espíritu combativo de los maestros, primero formadora únicamente de hombres, posteriormente mixta, que partieron y dejaron familia y amigos para enseñar en escuelas de la Sierra, de la Huasteca, de la capital, de otros estados.
Generalmente se les vincula a los movimientos de izquierda, a la ideología contraria al sistema en turno, pero nunca se han mirado historias como las de los hoy abuelos que cuentan a sus nietos cómo aprendieron a cocinar, a cuidar de quienes se hicieron sus hermanos de aula y conocimiento, a labrar la tierra, a cultivar y al mismo tiempo a aprender.
Uno de ellos fue Don Abel a quien en su larga vida me tocó conocer. Él se forjó como todos los oriundos de Tepa, en el campo, a caballo. Con solo dos opciones, enlistarse en el Ejército o ser maestro, optó por la segunda y tras un fugaz paso por la escuela que vio a Lucio Cabañas refugiarse, me platicó muchas veces la vida al interior del Mexe.
Los hombres estaban de un lado, del internado, y las mujeres del otro, no podían mezclarse. Tampoco convivían mucho, las reglas fueron muy duras en aquellos tiempos. Los maestros de entonces, educados bajo una disciplina similar a la de las fuerzas armadas, se hicieron duros en conocimiento y en sobrevivencia.
Con el paso del tiempo hicieron suyas las demandas sociales y salieron a las calles. Cerraron carreteras, tomaron camiones. Hoy se les reconocerá el camino labrado por generaciones.
Hoy el Presidente Andrés Manuel López Obrador pretende anunciar la reapertura de la Normal hidalguense, y con ello, cumplirle a los suyos una demanda histórica. Con sus afectos del lado del docente, el mandatario nacional está recuperando el legado de muchos que dejaron su vida en Tepatepec.
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