Que el gobernador Alejandro Armenta lanzó una advertencia donde dejó en claro que repudia los negocios ilícitos, al tiempo de pedir que no se acerquen a sus funcionarios a ofrecer prebendas, porque si se entera, asegura que los va a sancionar. El llamado fue interpretado como una advertencia tanto hacia actores externos como hacia el propio equipo de gobierno, donde no faltan quienes creen que las viejas prácticas aún tienen cabida y no falta quien, a través del gabinete, busca proponer negos oscuros o poco éticos.
Que justo el fin de semana en que al presidente municipal de Cuyoaco, Iván Camacho, le cayó encima el Congreso con una investigación que podría costarle el cargo, apareció una ligera “coincidencia”. Resulta que las despensas ya no se entregan desde el DIF ni las bodegas oficiales, sino (según vecinos) se hará directamente en la casa del mismísimo secretario del ayuntamiento. Se dice que “están desesperados comprando conciencias para que los defiendan”. Y es que la movida suena más a campaña exprés de salvación que a gesto humanitario.
Que en el Icatep se libra una guerra intestina por el control del organismo encargado de capacitar al sector laboral. Aunque el director general, Alfonso Aguirre, cuenta con la plena confianza del gobernador Alejandro Armenta y sus estrategias comienzan a dar resultados, el enemigo parece estar en casa. Y es que un tal Juan Martín asegura en público y privado que él es quien realmente maneja el instituto y que Aguirre solo es la imagen del mismo. Sin embargo, sobre este personaje pesan señalamientos delicados, que ya se han materializado en denuncias formales.
Que en San José Chiapa, el gobierno estatal ha puesto las cartas sobre la mesa y se advirtió que las tierras que se entreguen durante la actual administración a empresas, deberán usarse para construir en este mismo sexenio o de lo contrario, se las quitarán. También se dice que revisarán todos los predios donados por el Estado y donde sea posible, buscarán recuperarlos a través de la conciliación. Un aviso directo para quienes han acumulado terrenos como si fueran souvenirs, sin darles uso productivo.