Que a la voz de “voy a contestar rapidito los ataques en fines de semana”, el presidente Andrés Manuel López Obrador advirtió que la guerra sucia le hace lo que el viento a Juárez y ya encarrerado hasta tuvo unas palabras para el conductor televisivo Pedrito Sola, a quien remitió a votar a favor de la revocación después de que el participante de Ventaneando publicó un tuit en el que hablaba de que México vive “un caos” no visto en sus 75 años.
Que todavía seguían los festejos en Palacio Nacional por las palabras del embajador de Estados Unidos sobre la reforma eléctrica en la Cámara de Diputados el jueves, en el sentido de que AMLO “tiene razón” en impulsar ese tema, que motivaron incluso la expresión presidencial de “¡Muy bien, Ken!”, aunque más tarde el diplomático matizó el espaldarazo puntualizando en Twitter que su prioridad es cuidar los intereses de inversionistas y empresas estadunidenses. Bueno.
Que el par de reuniones recientes del presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova, con el secretario de Gobernación, Adán Augusto López, parecen no haber abonado a la distensión y no pasaron de ser dos momentos ideales para la foto, porque ayer el Consejo General cerró filas para dejar claro que si la revocación de mandato no será en la dimensión que indica la ley es por responsabilidad de la Cámara de Diputados y Hacienda, dejando un antecedente poco ideal, riesgoso y hasta nefasto. “¡Dejen ya trabajar al INE!”, expresaron los consejeros. Ciro Murayama, por cierto, denunció que fue víctima de hackers en su aplicación de Telegram.
Que entre una amplia baraja de posibilidades en cuanto a la razón de que apareciera el cadáver de un bebé en un penal de Puebla, el gobernador Miguel Barbosa dio a conocer la que, dice, es comprobable “científicamente”, consistente en que todo se trató de un intento por desestabilizar esa cárcel por la disputa del control interno, y nada tiene que ver con “esoterismo” o “introducción de droga”. ¡Ah, menos mal!