Que tal parece que los alcaldes de Monterrey y San Nicolás, Adrián de la Garza y Zeferino Salgado, acaban de tejer una alianza muy productiva, porque ayer recorrieron juntos las zonas dañadas del arroyo Topo Chico, que no son pocas, en su largo recorrido por ambos municipios.
La idea es coordinarse para que cada quien repare el pedazo que le toca (sin albur), a la espera de que la Federación libere pronto los recursos del Fondo de Desastres (Fonden).
De ahí se pasaron al cauce del río Santa Catarina, donde inspeccionaron la estructura de la Virgen de Guadalupe que reapareció tras 10 años de que fue derribada por las corrientes del huracán Alex y acordaron repararla con la asesoría de la Arquidiócesis de Monterrey. Lo que la política no puede unir, lo logra la necesidad y la religión.
Que urge reparar los carriles exprés de la avenida Constitución, cerrados desde el lunes luego de que los taludes fueron socavados por las intensas corrientes del río Santa Catarina generadas por la tormenta Hanna.
La saturación de los carriles hábiles de dicha ruta generó embotellamientos en horas pico esta semana.
No por nada los alcaldes andan tan apurados, que hasta le escribieron al Presidente clamando ayuda.
Que mientras a nivel estatal los contagios de covid-19 rompen a cada rato sus propios récords, como ayer con mil 470 hospitalizados, en San Pedro se prendieron las alarmas al registrarse el pico más alto de contagios en un solo día, con 33.
Y solamente en los últimos cuatro días han dado positivo un total de 95 personas, lo que evidencia un posible rebrote, luego de semanas con cifras muy controladas. Malos números que retardan la reactivación.
Que muy contento andaba ayer el gobernador Jaime Rodríguez, durante la inauguración de la Clínica 71 del IMSS en Apodaca.
Y es que, con la pandemia al alza en Nuevo León, es bueno quitarle carga a los hospitales covid con unidades de medicina familiar como la que se acaba de poner en marcha.
