Que la voz del gobernador Manolo Jiménez retumbó en la región Lagunera, luego de que organismos empresariales denunciaran abiertamente las extorsiones y amenazas que sufren de parte de grupos sindicales en La Laguna de Durango.
“Coahuila es tierra de mujeres y hombres libres. Aquí mandamos las instituciones en conjunto con la ciudadanía. Aquí siempre defenderemos la seguridad. Todo nuestro apoyo y respaldo a los organismos sociales y empresariales en esta denuncia valiente”, expresó el mandatario.
Más allá de lo solemne de la frase, la declaración nos obliga a reflexionar sobre lo que representa en la práctica. ¿Qué significa, en un país donde la inseguridad es uno de los principales frenos al desarrollo económico, decir que “mandan las instituciones”? Es, sin duda, un acto de afirmación política, pero también un compromiso público
El discurso del gobernador no es solo un respaldo; es un mensaje político con destinatarios claros. Uno: los grupos que han optado por prácticas ilegales. Dos: los ciudadanos que esperan que su gobierno sea un muro frente al abuso.
Que el ex secretario del Ayuntamiento, de Torreón José Ganem Guerrero, no necesariamente se irá a su casa luego de que este viernes conduzca la última sesión de Cabildo. Ganem es suplente del primer regidor Luis Cuerda, quien aspira a una diputación local, por lo que en fecha próxima deberá tramitar su correspondiente licencia. ¿Se convertirá Pepe Ganem nuevamente en regidor?
Que Manolo Jiménez, con casco blanco y chaleco naranja, como buen ingeniero, dio en Torreón el banderazo al Sistema Vial Abastos–Independencia, con sus nada despreciables 365 millones de pesos. Una inversión que, según prometen, no solo reducirá el tráfico. Ahí estaba el alcalde Román Alberto Cepeda, sonriente. Entre discursos, aplausos y selfies, recordaron que esta obra es “petición ciudadana”. Los torreonenses no piden agua, ni drenaje: piden concreto, muchos carriles y un flujo vehicular digno de autopista alemana.
El gobernador aprovechó para soltar la lista de grandes obras en todo el estado. La autopista Premier por acá, el libramiento Carlos Salinas de Gortari por allá —sí, ese mismo ex presidente, pero ahora convertido en carretera— y más bulevares con nombres largos.