Que la primer medición de fuerzas entre quienes se disputan la gubernatura de Tamaulipas, será sin duda su registro ante el Instituto Electoral este domingo, donde el panista César Verástegui Ostos y Américo Villarreal Anaya de Morena, con sendas marchas de apoyo buscarán mostrar músculo y hacer ver el respaldo de dirigentes partidistas nacionales y ciudadanos.
Que abrirá la pasarela el naranja Arturo Diez a las 10; seguido por el Verástegui a las 12 y Américo a las 4, cuyas candidaturas seguramente serán validadas por el árbitro electoral, pues no hay nubarrones que hagan suponer lo contrario, a diferencia de otros estados donde el INE sacó tarjeta roja en 2021 tras fiscalizar precampañas y los partidos se vieron obligados a cambiar de gallo.
Que de muy bajo perfil se está manejando el delegado de Programas para el Desarrollo, Luis Lauro Reyes, contrastando con el reflector que desplegaron José Ramón Gómez Leal y Rodolfo González Valderrama. Por cierto, este último apenas difundió en redes sociales que se había reincorporado como director de Radio, Televisión y Cinematografía, cuando se fue de Tamaulipas desde el 28 de febrero.
Que quien se sumó abiertamente al golpeteo contra la pariente de AMLO fue el dirigente del PAN, Luis René Cantú, “El Cachorro”; dijo no importar que sea la sobrina del presidente y “no se permitirá que Úrsula Salazar pida moches”, un tema del que pueden salir aristas de todos colores, pues entre moches y diezmos hay proveedores y constructores que tienen mucho que contar al respecto.
Que Lorenzo Córdova, presidente nacional del INE alista visita a Tamaulipas y lo quieren recibir en la ciudad más bonita del estado para atestiguar la firma de un pacto de civilidad entre los tres poderes y las dirigencias de los partidos políticos, tal como se ha hecho en otros estados que también irán a elecciones este año.
Que para haber sido discriminado por los vientos de cambio en 2021, el dirigente y diputado del PRI Edgar Melhem se mueve como pez en el agua en las aguas azules pese a que hace seis años, durante la campaña a gobernador, no bajaban a los priistas de “delincuentes”. El de Río Bravo pudo mantenerse al margen, ahora a ver los resultados de sus cálculos políticos.