Que una vez que concluyó el periodo de precampañas para que los partidos políticos pudieran hacer como que realizaban sus “elecciones internas”, vienen casi 50 días de algo que llaman “intercampaña”. Las aspirantes no podrán llevar a cabo actividades de promoción, so pena de quedar fuera de la contienda.
Pero otro detallito es que están obligados a retirar toda la propaganda con la que tapizaron la entidad ¿Las autoridades ya se habrán dado una vuelta a ver si no resultó otro llamado a misa?
Que queda en el aire más de una veintena de procedimientos derivados de quejas generadas en esta extraña etapa, y que en su momento definirá el Tribunal Electoral. En ambos frentes están preparando la artillería jurídica, nada más por si acaso la definición de los comicios, con un margen cerrado, termina después de junio en los tribunales. Uno nunca sabe, dicen.
Por cierto, los gastos de precampaña que los partidos reportaron al Instituto Nacional Electoral al parecer no rebasaron el tope fijado en 42.8 millones de pesos, pero será el Consejo General del INE quien defina si se ajustaron a las reglas o hay sanción.
Que con fe todo se puede esperar, y la muestra la ha puesto el arzobispo de Toluca, Raúl Gómez González, quien se pronunció por un proceso electoral por la gubernatura que se desarrolle de forma pacífica, y pidió a las candidatas “trabajar con humanismo y sin aspavientos”. Lo cierto es que se puede dar un escenario delicado si los partidos caen en la tentación de polarizar los discursos.
Que desafortunadamente el golpe de realidad llega a la población al ver cómo crece el capítulo de horror que significa la presencia del crimen organizado relacionado con el narco en la entidad, que aquí como en cualquier estado es tema del ámbito federal.
Las consecuencias de los abrazos no balazos se están haciendo sentir con el descubrimiento de más fosas clandestinas con restos humanos, lo que puede ser el hilo de una madeja que creció al ser soslayada.