Que una vez consumada la postulación de Delfina Gómez como dueña del caballo de hacienda rumbo al 2023, la serie de reacciones al interior y fuera de Morena son de antología. De entrada el primer damnificado, Higinio Martínez, mal y tarde señaló su sentir a través de un video donde hasta en la postura se le notaba abatido pues, dice, frustraron “su sueño” de ser como otros senadores que pasaron a gobernadores, incluyendo a Salgado Macedonio (sic).
Si bien señaló que respeta el triunfo de la maestra insistió que “es la decisión que ha tomado el partido” sin mencionar ni por equivocación la palabra encuestas. Su lacrimógeno mensaje fue ilustrado con muchas fotos apoyando a López Obrador en diferentes épocas, un poco a manera de reproche; y en lo que pareció un resbalón aceptó que estuvo haciendo campaña ¡durante tres años! “Ya veremos más adelante qué papel jugaré”, concluyó. El que entendió entendió.
Que por su parte, la jefa de gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, celebró que la actual secretaria de Educación Pública sea la virtual abanderada: “hay aires de cambio” en la entidad, dice. Sobre la posibilidad de que Morena arrebate al PRI el gobierno del Estado de México, respondió: “Hay que cuidarse (por) lo que dice el Tribunal de lo que decimos”. Cauta la mujer, pero sin duda se mostró entusiasmada quizá viendo fortalecido su propio proyecto.
Que ahora habría que hacer el conteo de viudas, aquellos personajes que a capa y espada defendieron “de corazón” la posibilidad de Higinio Martínez a la grande estatal. Comenzando por el experimentado Profe Maurilio Hernández, líder legislativo que, con otros diputados, apostaron mucho por el senador. ¿Darán el salto a la acera de enfrente? En política todo es posible.
De entrada ayer mismo ya abundaban los conversos que llenaban las redes sociales de sus fotos con la ungida. Un caso hilarante fue el del regidor ex panista Mauricio Aguirre, que colocó una imagen de una lona vieja con la imagen de Delfina que cubría un changarro de frituras.