Que en otra de las historias de terror para olvidar al cierre de la actual administración, es la renuncia del auditor Javier Pérez, que en su argumentación de “motivos personales” cabe desde una necesidad propia hasta la necesidad del gobierno de contar con un órgano fiscalizador a modo que dure 7 años como “blindaje”.
Por otro lado ya no sorprende la celeridad con la que actúan los diputados del PAN alineados y que en fast track estarán nombrando al sucesor en la Auditoría Superior la primera quincena de septiembre, mientras la opacidad reina y el tufo al mal manejo de recursos empieza a ser más evidente.
Que pese a que claramente las designaciones y el mayoriteo al interior del Partido Acción Nacional no ha sido el mejor camino para los albiazules y la prueba está en los resultados del pasado proceso electoral van por el dedazo en la elección de la dirigencia estatal.
Y esta situación ya encendió los ánimos entre la militancia que hoy no se siente tomada en cuenta pues todo parece indicar que solo habría una planilla y que ésta sería convalidada en un proceso electoral extraordinario como es su validación por parte del Consejo Estatal bajo el control de un grupo.
Que aunque abiertamente no se manifiesta, es claro que hay una división que puede ser letal para los albiazules, en donde se identifican claramente tres grupos, los afines al gobernador Diego Sinhue, los que respaldan a la gobernadora electa Libia Dennise y quienes están con la alcaldesa de León, Alejandra Gutiérrez.
Ahí es donde empiezan los problemas, pues por otro lado la militancia está exigiendo que la renovación de la dirigencia sea mediante el voto directo de los miembros del partido en las urnas y segundo que el partido sea sí, un aliado del gobierno en turno por obvias razones pero no comparsa de éste.