Que el anuncio hecho por la aspirante panista a la gubernatura, de la salida de los responsables de la Secretaría de Seguridad y de la Fiscalía General del Estado de Guanajuato tiene muchas lecturas, pues en efecto la permanencia de Álvar Cabeza de Vaca es totalmente decisión de quien llegue al Ejecutivo pero no en el caso del fiscal, al menos no cien por ciento.
De ganar Libia la competencia, en efecto tendrá la decisión libre de designar a quien será el nuevo secretario de Seguridad, que incluso se ha llegado a mencionar que el que es bien visto por ciudadanos, empresarios y la clase política es el subsecretario Martín Octavio Luque Lucio, cuyo nombre ha saltado en varias ocasiones.
Que Luque Lucio es el segundo de abordo de Cabeza de Vaca y conoce perfectamente las cañerías de la dependencia y operación de las Fuerzas Estatales de Seguridad Pública. Ahora que en caso de llegar alguien de la oposición, el más cercano Morena, no descarte ver a un militar en el cargo como ha sido costumbre en estados gobernados por este partido.
Pero en el caso del fiscal Carlos Zamarripa es un arroz que se cuece en otra olla, pues la única manera de que se solicite su salida al Congreso de Guanajuato sería argumentando causas graves, lo que dudamos mucho que vaya a aceptar de entrada el actual titular de la FGE.
Que otra forma de interpretar el mensaje de Libia es que realmente lo que va a suceder es eso, lo que ya está contemplado por la naturaleza del cargo y es que Zamarripa Aguirre rindió protesta como fiscal para 9 años y estos concluyen justo a la mitad del sexenio que viene.
Ahí los escenarios son múltiples, se ha manejado que en caso de una salida por la puerta de enfrente como quiera que esto suceda, se maneja el nombre de Israel Aguado, fiscal regional B, como posible sucesor, y otra muy diferente sería si el ejecutivo lo gana el PAN y la oposición el Congreso, ahí el tema se vuelve incierto.
