Batman no pudo encargarse solo de la seguridad de ciudad Gótica. Tuvo que recurrir a la colaboración. Y eso que es una historia de ficción. Mientras tanto, en una historia real, el gobernador de Coahuila ha insistido que de la seguridad se encarga él.
Una percepción de menor inseguridad (como ha publicado México Evalúa); una baja sensible en denuncia y comisión de delitos en el segmento de alto impacto, y la multiplicación del ocio nocturno, ha llevado a suponer que es momento de montar aquí una propaganda al estilo La ley de Herodes: de la seguridad me encargo yo.
La Secretaría de Gobernación de Osorio Chong colocó a Torreón la semana pasada en la lista de los 50 municipios más violentos (medido por homicidio doloso). La infame lista del 20 por ciento de municipios que concentra mayor inseguridad en el país.
Hace un mes, el IMCO situó a Torreón entre los diez municipios del país con mayores desafíos en seguridad empresarial. De La Laguna, según el CCIL, en el primer semestre Torreón concentró el 73% de robo a transeúnte; 66% del robo a negocio y el 49% de robo a casa habitación, además del 83% de las denuncias de extorsión. Delitos que pegan directo al bolsillo de la gente.
¿De esas cifras se ha encargado quién?
Por eso y más, si hay algo que la sociedad civil organizada, empresarios, universidades e iglesias han aprendido es que la seguridad se asume con acciones colectivas sistemáticas, como muestra el Consejo Cívico de las Instituciones Laguna, o no es posible mantener rangos delictivos bajos.
De acuerdo a Barómetro, acá la mitad de la población ha tenido que gastar en seguridad preventiva: rejas, bardas, alarmas, candados, perros.
¿Tiene cuantificado el gobierno cuánto ha gastado la gente y empresas en reforzar su seguridad patrimonial?
¿No es una falta de sensibilidad política adjudicarse la solución a la inseguridad desdeñando sufrimiento, gastos y organización de la ciudadanía o de otras instituciones como el Ejército y en su momento la Marina?
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