Política

La indiferencia y la cobardía

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Ofendidos y desesperados por el aumento de la criminalidad, por la creciente pobreza y desigualdad, por los pésimos servicios públicos en educación y salud, por el costo de la vida, por la violencia que se ceba de manera diabólica incluso contra las mujeres y los niños, y la falta de oportunidades para la juventud, muchos ciudadanos dicen no saber qué hacer para lograr superar esos y otros infortunios, y su atavismo de siglos los lleva a buscar al siempre deseado (pero inexistente) “redentor”.

Pues, por lo pronto, mucho podemos y debemos hacer los ciudadanos durante este largo proceso electoral, porque enfrentamos un embate feroz en contra de nuestras instituciones y, por tanto, del destino nacional; sí, es el intento del crimen organizado hecho gobierno para hacer una elección de Estado e imponer la peor dictadura: la de los ineptos.

La maquinaria oficial quiere hacer retroceder 25 años la vida democrática de México, y regresar al superado priáto en el cual el presidente de la República designaba con el dedo a su candidato y tenía el control absoluto de las elecciones, violando la ley y derrochando los dineros públicos para imponer a su sucesor.

Eso explica por qué el antes líder opositor, denodado impulsor de la actual ley electoral, hoy sea su principal transgresor y desafíe a las autoridades con más gracejadas y violaciones.

¿Qué podemos y debemos hacer los ciudadanos? En primer lugar, exigir a las autoridades electorales sancionar sin miramientos a los transgresores de la Constitución y las leyes. Como segunda acción, los ciudadanos debemos dar seguimiento puntual al proceder de los candidatos y sus partidos, y el día de la elección cobrarles las cuentas a los tramposos.

Si somos indolentes o acomodaticios, si ahora aplaudimos a los pelafustanes burladores de la ley y de las autoridades electorales, seguiremos gobernados por ineptos y corruptos.

Si en la política pululan maleantes y depredadores es porque millones de mexicanos les han perdonado, una y mil veces, todas sus fechorías.

Cuando los ciudadanos solo ven en la política un circo decadente con payasos sin gracia y se olvidan del México dividido, empobrecido y ensangrentado, serán corresponsables de permitir a esas porquerías seguir decidiendo, a partir del año próximo, el destino nacional.

La política no debe entenderse como el dominio de unos sobre otros, ni como el conjunto de monólogos yuxtapuestos, sino como la empresa generosa en busca del bien común, en la cual todos estamos obligados a contribuir.

Por eso, prepararnos para emitir un voto en conciencia es un deber ético para lograr un mejor destino nacional.

La indiferencia y la cobardía, frente a los poderosos abusivos y las desgracias de México, son formas ominosas de corrupción porque conducen a la brutalidad de la dictadura.


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Diego Fernández de Cevallos
  • Diego Fernández de Cevallos
  • Abogado y político mexicano, miembro del Partido Acción Nacional, se ha desempeñado como diputado federal, senador de la República y candidato a la Presidencia de México en 1994. / Escribe todos los lunes su columna Sin rodeos
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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