Policía

Siete crímenes en la Corte

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Urdidas a lo largo de las escaleras de la esquina suroeste, el artista Rafael Cauduro inició en 2006, durante el arranque de la llamada guerra del narco, las denuncias de siete crímenes que cimbran hoy las paredes del viejo edificio art decó de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Visité el espacio como parte de una investigación en marcha del México contemporáneo.

1. Represión: Se abre la puerta del elevador en el tercer piso y el cañón de un tanque militar apunta de manera directa. Los manifestantes corren ante la persecución gubernamental, aunque otros plantan cara, piedra en mano. Como gárgolas, tres sombras policiales, casco, uniforme y escudo, emergen detrás de la ventana. Imposible, por lo menos para mí, no conectar la sensación que produce esta sección del mural con la resistencia de la Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca (APPO).

2. Hacinamiento: En una torre de ladrillos ocre que, según la perspectiva, se convierte en muralla o laberinto, asoman, si miras con suficiente esmero, medioscuerpos enardecidos y apretados tras ventanas con barrotes de metal. ¿He visto antes ese arrinconamiento de rostros desaforados y tristes a la vez, en el ya demolido penal del Topo Chico o en la cárcel de Piedras Negras?

3. Secuestro: Bajas la mirada y estás encima de un cuarto en el que yace arrinconado en una esquina un hombre de pantalón, corbata y camisa de vestir, junto a una colchoneta y frente a un plato de comida. Por el atuendo que le da Cauduro, el secuestrado podría ser un empresario; en cuanto al secuestrador que está ahí cuidándolo, no queda duda, su uniforme azul y leyenda lo delatan: policía. Me pregunto si el policía de policías, Genaro García Luna, visitó la Corte en su momento y vio este mural inaugurado en 2009 como si se mirara en un espejo.

4. Tortura: Cadenas de hierro oxidado penden hacia más cuartos siniestros. En uno hay un hombre desnudo colgando de las manos amarradas mientras un perro le muerde sus genitales, en otro una mujer recibe el ya clásico tehuacanazo y, en uno más, un joven es ahogado en el excusado. Aquí están recreados de forma hiperrealista, pero estos martirios mexicanos bien podrían ser stills de aquellos videos de las “diligencias” hechas por la PGR para fabricar la verdad histórica del caso Ayotzinapa.

Me faltaron el homicidio, las violaciones y la corrupción. Esos otros tres crímenes mayores que vi en la Corte vienen en otra entrega.


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Diego Enrique Osorno
Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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