Policía

“No fue el marxismo...”

Ahora son comandantas que integran el Comité Clandestino Revolucionario Indígena. Especial

El proyecto mundial del que habla el subcomandante Galeano a lo largo de esta entrevista quizá puede mirarse en los caracoles zapatistas. “Aunque solo se vea —precisa el vocero rebelde— en una pequeña clínica con paredes de madera y techo de lámina, o en una escuela, o en alguien que está tomando un curso, o en una cámara que están aprendiendo y que ya hacen sus propios videos, sus grabaciones, pero el equipo de sonido que tienen los compañeros no hubiera sido posible sin esa gente que llegó tal vez por la ventana y entró por la puerta y se dieron cuenta que podían estar aquí sin dejar de ser lo que son”.

Reivindica el afán de diversidad que prevalece en las comunidades autónomas zapatistas, donde el gobierno se ejerce de manera colectiva, evitando la intervención de las autoridades oficiales y ofreciendo resistencia al sistema político y económico vigente en el mundo. Cientos de personas y organizaciones de diversos países visitan estos pueblos originarios para aprender y compartir experiencias.

“¿Quién te ofrece eso en el mundo?, ¿quién te dice: ‘te recibo en mi casa y no tienes que dejar de ser lo que eres, seas negro, blanco, amarillo, rojo o gay, lesbiana, transexual’, lo que sea y no te pide que renuncies a tu identidad, te acepta como tal y te dice que busques tu lugar?”.

“Por eso, cuando los compañeros dicen que aquí está el germen de otro mundo, no digamos que es perfecto, pero que es mejor y diferente que el otro sí, porque difícilmente los que estén leyendo esto pueden decir que hay un lugar en donde puedan decir: ‘es que yo puedo ir a tal lado y puedo encontrarme con otros y no dejar de ser lo que soy’, porque el gay puede decir: ‘yo tengo bares gay, tengo fiestas gay, tengo mi revista gay, tengo hasta tiendas gay, tengo hasta anuncios de cuáles son los productos que manejo’. Igual lesbianas, negros, lo que sea, pero que puedan decir: ‘es que yo soy otroa’ —como decimos nosotros, porque es muy amplio el abanico de géneros sexuales—, que yo pueda ir a un lugar heterosexual y que no me miren —todo está en esto de la mirada, no es tanto que te insulten, sino cómo te miran, o te están viendo así como que eres extraño—, que digan ‘yo me siento a gusto y no tengo que fingir que soy heterosexual’.

“Y pongo ese ejemplo porque ahorita en las ciudades, para que una mujer pueda entrar a una reunión de puros varones, que pueda cruzar una calle donde hay una bola de machitos y decir: ‘voy a pasar y no me va a pasar nada’… Antes decía: ‘voy a pasar y no me van a decir nada’, ahora dice: ‘voy a pasar y voy quedar viva del otro lado’, así de cabrón está la cosa”.

—¿Cómo se vive eso aquí?, ¿podría comentar los encuentros de mujeres que han hecho, donde han llegado a reunirse hasta 10 mil mujeres…?

—Cuando fue el Encuentro de Mujeres, el 8 de marzo [2018], yo las veía allá [señala las afueras del Caracol] —porque no podía entrar para ver si tenían alguna necesidad—, entonces llegaron a quejarse de que había mujeres que se estaban desnudando, eso sobre todo para las compañeras de más edad que nunca habían visto una mujer desnuda, ni siquiera ellas, porque ellas se bañan con agua, o sea, no se quitan toda la ropa, a veces nada más para arriba; yo decía: ‘pues se sienten seguras aquí, pueden andar desnudas y no les pasa nada’, pero las compañeras se habían enojado porque había niños, y en su cabeza, que un niño vea a una mujer le entran malas ideas, como dicen las compañeras, pero si pudieron crear ese espacio las compañeras, no es porque se lo inventaron, quiere decir que en las comunidades pueden moverse así.

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El subcomandante continúa hablando del tema a partir de una anécdota ocurrida en el Encuentro de Mujeres, donde se presentó una obra de teatro en la que había unas escenas en las que se debía bailar table dance. El siguiente es un diálogo que sostuvo el vocero con la coordinadora zapatista de la puesta en escena.

—Es que necesitamos un tubo, y es que vamos a bailar y va a bailar una compañera así como de tubo— comentó la responsable.

—Pero se pone ropa, no nada más va a andar así… bueno, está bien, va a haber puras mujeres…—contestó el subcomandante, para luego precisar en nuestra charla: “yo estoy pensando como macho que estos cabrones van a estar gritando madre y media”.

—Pero bueno, ¿cómo practican?, ¿se meten en un cuarto?— retomó la conversación el vocero con la coordinadora.

—No, ahí en el Caracol.

—¿Pero sacan a los varones?

—No, ahí están, ahí están los jóvenes, están viendo cuando están bailando.

—¿Y qué dicen?

—Empiezan a gritar cosas.

—¿Y luego?

—Ni caso les hacemos…

Galeano remata diciendo que en unos años, seguramente, ya no existirán ni siquiera esas bullas de los hombres, para luego rememorar cómo se estigmatizaba hace 25 años a las madres solteras en los pueblos, mientras que hoy en día eso no sucede e incluso varias de ellas son comandantas que integran el Comité Clandestino Revolucionario Indígena, la instancia que se encarga de la dirección política del EZLN.

“Hace 25 años las madres solteras eran aisladas completamente de la comunidad, porque es la mujer del pecado, o sea, para que hoy estén dirigiendo mujeres y madres que son solteras tuvieron que pasar muchas cosas”.

—¿Qué sucedió?

—Créeme que no fue el marxismo ni leninismo ni la vanguardia internacional ni nada de eso lo que logró eso, ni siquiera el propio feminismo, fue el propio desarrollo, ni Marcos, ni Galeano, ni Moy: fueron las propias comunidades y las propias mujeres las que fueron conquistando, a pesar nuestro, esos espacios. 

(CONTINUARÁ…)


Diego Enrique Osorno

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