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NL, fuera de control

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Con su cascada Cola de Caballo, sus cañones de Hidrofobia y Matacanes, así como el Parque Nacional Cumbres y El Manzano, la localidad de Santiago ha sido un paraíso natural junto al enorme y seco monte bajo el cual se construyó, desarrolló y consolidó el área metropolitana de Monterrey, integrada hoy por una docena de municipios conurbanos en los que vive el 96 por ciento de los habitantes de Nuevo León.

Pero una parte de Santiago ya ha sido invadida por la mancha urbana aledaña que este siglo XXI ha crecido sin demasiada planeación y regulación por parte de autoridades de todos los espectros políticos e “independientes”, las cuales lograron convertirla en una de las diez ciudades más contaminadas de América Latina.

Y apenas hasta este 2022 ha quedado a la vista de manera innegable la devastación del edén de Santiago. Primero con la desecación de La Boca, su antigua presa que abastecía de agua a la metrópoli y era a la vez un remanso familiar y recreativo.

Al mismo tiempo, su imponente franja boscosa de la Sierra Madre Oriental lleva casi tres semanas arrasada por incendios, siendo hasta ayer 4 mil las hectáreas destruidas por el fuego, las cuales equivalen a una cuarta parte de los daños causados a nivel nacional por este tipo de siniestros.

Fuego llegó también al palacio de gobierno estatal, pero a causa de una justa protesta por la desaparición de 15 mujeres en menos de un mes, sin contar con que la cifra acumulada es de 6 mil 177 personas desaparecidas, según Fundenl.

Además, el anterior gobernador está preso por actos de corrupción que dejaron las finanzas públicas muy dañadas, y la llamada Iniciativa Privada —ente con la última palabra en la entidad— está dividida y enfrentada entre sí, a causa de disputas internas y la relación con el gobierno federal.

Así se han juntado hoy varias crisis: la ambiental, la social, la política y la empresarial, que podrían poner a NL en estado de shock.

Seguro la situación mejorará, pero si la sociedad regia no desea seguir destruyendo la calidad de vida de la que siempre se jactó, urge que se convierta en algo que nunca ha sido: una sociedad ecologista y feminista.

Y eso empieza con hallar a jóvenes como Debanhi y apagando el incendio de Santiago aún fuera de control.

Diego Enrique Osorno

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Queda prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta página, mismo que es propiedad de Notivox DIARIO, S.A. DE C.V.; su reproducción no autorizada constituye una infracción y un delito de conformidad con las leyes aplicables.
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